
Étienne-Louis Boullée (1728-1799), arquitecto y teórico francés nacido en París. Fue discípulo de Jacques-François Blondel y formó parte del grupo de los llamados arquitectos “visionarios”, que incluía, entre otros, a Jean-Baptiste Rondelet y Claude Nicolas Ledoux, y que se opusieron al rígido neoclasicismo académico. Los dibujos de esta arquitectura “visionaria” y el manuscrito “Arquitectura. Ensayo sobre el Arte” fueron legados en su testamento a la nación francesa y se conservan en la Biblioteca Nacional de París.
Boullée subrayó en sus escritos el valor esencialmente artístico de la arquitectura, que es una “inspiración creativa”, distinguiendo la disciplina de la técnica del construir, que en cambio es un “procedimiento mecánico”. Subió el listón de la severidad y la racionalidad de la arquitectura clásica, pero al mismo tiempo denunció el peso excesivo que tenía la herencia del pasado sobre el arte de su tiempo.
En la mayoría de los textos que he leido hasta ahora en COSAS de ARQUITECTOS encuentro una base de pensamiento, una idea básica, digamos, segun la cual del quehacer del arquitecto lo esencial es «ser arte», algo así como si fuese un quehacer superior por encima de las personas, sus vidas simplemente humanas, sus usos, etc . Digo ahora esto porque tanto en el texto de Boulleé (de hace 200 años) como en los comentarios que figuran a su pié (actuales) está ausente el usuario de los edificios, los seres humanos que los caminan y se sientan y etc como envolventes cómodas, comfortables, protectoras, sin pedirles mucho más. Por lo que he escrito me pregunto si quien lleva adelante estas COSAS de ARQUITECTOS, tan bien pensadas y cuidadas, ha tenido oportunidad de aportar con su profesión a personas reales, «clientes» que desean, creo que con razón y derecho, que el arquitecto les proyecte, por ejemplo, la casa que ellos puedan sentir que es «su casa», «su hogar», porque responde a sus expectativas (que pueden no ser «artísticas»). Y pido disculpas si al decir esto que pienso resulto molesto a alguien.
Respecto a la linea general no existe como tal, o al menos no es nuestra intención. Nos gustaría tener una línea abierta a todo tipo de contenidos e ideas. De hecho… no creo que la frase de Adolf Loos defienda mucho la arquitectura como arte.
Estamos convencidos que el proyecto debe responder a las expectativas del cliente… aunque esté equivocado. También es nuestra responsabilidad asesorarle correctamente y no hacer todo aquello que nos demande justificándolo en que es el que paga.
Respecto a nuestra experiencia laboral te puedo decir que es bastante extensa, y que la vivienda unifamiliar, y la vivienda social son temas que hemos trabajado bastante.
Estoy de acuerdo con lo que acaban de escribir, y aclaro que lo que dije antes, en mi comentario anterior a partir del texto de Boulée que encabeza el tema, es que en el encuentro frases como estas:
– «Suponiendo que este arquitecto sea un hombre muy hábil, sus proyectos serán tanto peor acogidos en cuanto que los jueces, al no ser personas iluminadas, no podrán entender ni apreciar las bellezas de sus producciones»
– «Sí, al no ser entendido, el arquitecto… y descenderá al nivel de las personas a las cual necesita agradar»
Frases como esas me shokean y por eso subrayo y comento de ellas expresiones que entiendo dan al texto el espíritu al que me refería:
– «Por someterse a órdenes superiores, el arquitecto se ve en la necesidad de renunciar a varias ideas». ¿ACASO EL CLIENTE, EL FUTURO USUARIO, DEBE SOMETERSE A LAS OCURRENCIAS DEL ARQUITECTO, COSA FRECUENTEMENTE AJUSTADAS A LAS ÚLTIMAS MODAS DE LAS PASAJERAS REVISTAS DE ARQ.?. POR CIERTO CONOZCO MUCHOS ARQ. QUE PIENSAN QUE SI.
– «Al no ser personas iluminadas, no podrán entende ni apreciar las bellezas de sus producciones». ¿NECESIDAD DE SER PERSONA ILUMINADAS PARA ENTENDER (?) UNA OBRA DE ARQUITECTURA?
Y UNA OBRA DE ARQUITECTURA ¿ES PARA VIVIRLA, USARLA, HABITARLA CON AGRADO, PARA DENTRO DE ELLA SENTIRSE ACOGIDOS POR EL LUGAR Y HACER COSAS CON SEGURIDAD Y CONFORT, O PARA QUE SE CONTEMPLE LO QUE SEGÚN SU AUTOR SEA LA «BELLEZA» DE SU OBRA?.
A ese espiritu me refería y sobre el insisto porque creo que conviene ver como en la enseñanza y en los medios de comunicación de nuestra profesión se marca la sombra de su persistencia.