Localización: Fukuoka, Japón
Superficie: 1,000,000 sq ft Presupuesto: $380.0M Usos: Comercial, Centro cultural Arquitecto: Emilio Ambasz, Emilio Ambasz & Associates, Inc. Arquitecto asociado: Nihon Sekkei Paisajista: Nihon Sekkei Takenaka Corporation Ingeniería: Nihon Sekkei Takenaka Corporation Ingeniería consultora: Plantago Corporation Constructora: Katamura Tekko Company PREMIOS 2.000 Business Week / Architectural Record Award 2.001 DuPont Benedictus Award 2.001 Japan Institute of Architects Certificate of Environmental Architecture, First Prize
DATOS DE LA CUBIERTA
Tipo de cubierta: Cubierta verde intensiva
Tamaño de la cubierta: 100.000 sq.ft.
Pendiente de la cubierta: 2%
Accesibilidad: Pública y Privada
Autores proyecto cubierta: Greenroofs.com y Emilio Ambasz & Associates
Arquitecto argentino nacido en Resistencia, Chaco, en 1943. Posteriormente obtendría un master en Bellas Artes en Princeton, NJ. y luego enseñaría en Princeton, en el Carnegie Institute of Technology en Pittsburgh y en el Hochschule für Gestaltung en Ulm, Alemania. Desde 1969 a 1976 fue comisario de diseño en el MOMA de Nueva York. Desde muy temprano en su carrera, aún antes de que la discusión ambiental se haga tan popular en el mundo, Ambasz se ha caracterizado por reinterpretar en sus la relación entre arquitectura y paisaje, presentando proyectos embebidos o «recubiertos» por la naturaleza, con el lema «el verde cubre al gris«.
VERDE SOBRE GRIS
Las «ciudades verdes» japonesas debían albergar entre 100.000 a 130.000 habitantes y ser accesibles desde las autopistas de alta velocidad de los trenes, por lo tanto, las estaciones constituyen el corazón de la ciudad. Es uno de los arquitectos que más profusamente ha utilizado la vegetación en edificios en altura, para lo cual ha perfeccionado diversas técnicas.
En uno de sus primeros proyectos en Japón, el Nichii Obihiro Department Store instaló tras una fachada de cristal prismática, la vegetación y ramas de árboles dando la sensación de un «green house» o invernadero.
Muchos de sus proyectos simulan montañas verdes, o tienen cavidades en el centro, y son proyectos de gran escala, que persiguen crear paseos naturales al interior del edificio.
Es un «verde sobre gris«, que responde a la filosofía de reponer las substracciones ocasionadas al paisaje. Crea una arquitectura tejida entre lo verde para dar lugar a su utopía: el movimiento de ciudades verdes.
Utiliza estructuras que contienen centenares de macetas con árboles, a diversas alturas o en todos los pisos, hasta lograr visualmente una masa verde, que es alimentada por goteo por tubos instalados en la estructura que soporta las macetas.
ACROS FUKUOKA PREFECTURAL INTERNATIONAL HALL
La ciudad de Fukuoka necesitaba un nuevo edificio de oficinas gubernamentales y el único lote disponible en el centro de la ciudad era a su vez la última área verde en esa zona. Para el caso del edificio de ACROS (Asian Crossroads Over the Sea) Fukuoka Prefectural International Hall, Ambasz responde a la necesidad de áreas verdes en el caro terreno urbano japonés y al mismo tiempo dota al cliente de un equipamiento urbano útil y un hito importante de la ciudad. Para ello, convierte un edificio en un parque tridimensional, en una alegoría a una montaña boscosa, integrando el edificio al espacio público.
El edificio tiene un carácter dual: la cara norte mantiene su fachada citadina, elegante, enfrentada a una calle importante en el distrito financiero de la ciudad.
En contraposición, la cara sur, que se ubica frente a un parque, es un interesante juego de jardines, creados sobre enormes terrazas de unos 100 m de largo por 12 de profundidad, que funcionan como una prolongación estratificada del parque. Cabe destacar la importancia que tiene el sur en la cosmología y geomancia orientales, pero en este caso, pesó también la orientación hacia los vientos.
Es posible recorrer esta singular topografía y al ascender por sus escalinatas, ocultas tras el follaje, puede apreciarse su diversidad botánica (cerca de 35,000 plantas de 76 especies diferentes), descubrir espacios para el descanso y la meditación y disfrutar del cantarín sonido de las cascadas, cuidadosamente trabajadas. Además de ello, la vegetación ayuda a mantener la temperatura interior del edificio a un nivel confortable, reduciendo por ello el consumo de energía del edificio.
Tras ascender 14 pisos, y que culmina en una terraza con magníficas vistas hacia la ciudad, particularmente el canal al lado del edificio.
A pesar de ello, el arquitecto no cae en el recurso de caer en el pintoresquismo, si no deja claro de que se trata de de un edificio contemporáneo, altamente tecnológico. Una cuña trapezoidal enclavada en el jardín es el acceso hacia el parque, cuya abertura triangular ofrece un singular símbolo de cueva.
Además, un semicilindro de vidrio y metal ofrecen un contraste notable entre la naturaleza y la artificialidad.
Debajo de este jardín aterrazado de 9,300 metros cuadrados, el edificio alberga un impresionante programa que incluye oficinas particulares y gubernamentales, un museo, un salón de exhibiciones, un teatro para 2000 personas, equipamiento para conferencias, además de 3 niveles de parqueo.
Un generoso atrio al interior del edificio ofrece un espacio monumental, sin por ello abandonar la escala humana al interior del mismo.
Además el atrio es una excelente fuente de luz para el edificio, al permitir una buena dotación lumínica a través de las terrazas y una ventana superior.
La preocupación de Ambasz por devolver a la naturaleza el área verde que se le ocupa, no es nueva. El prestigioso Le Cobusier planteaba este principio en sus famosas terrazas-jardín. Existe en Argentina el proyecto Verde Sobre Gris-Cubiertas verdes para Buenos Aires, para transformar los techos de Buenos Aires en terrazas verdes en un lapso de 15 años, un proyecto que ha sido premiado internacionalmente. Esperamos que estos esfuerzos, como los de Ambasz puedan ser aplicados en otras partes del planeta.
«La zona de trabajo enfrenta a Vladivostok (Rusia), por lo que es muy, muy fría en invierno. Aquí nieva horizontalmente y por 6 meses es muy lúgubre. Entonces, el punto principal era lograr hacer un elemento de ornato para la comunidad circundante. El punto principal era hacer algo para que la gente se quede aquí por más tiempo, que saque a la gente de la depresión del invierno que es aquí realmente gris, nada más que gris. Entonces el edificio está cubierto con plantas en el exterior. Ahora, la vegetación en este caso específico debía ser protegida por cristales, ya que lo que mata a las plantas es el viento, las deshidrata y por supuesto provoca cambios bruscos de temperatura a los que la planta no puede reaccionar. Una planta puede morir en cuatro horas si la temperatura cambia. Esa fue también la razón de crear una montaña. El edificio no es una caja de zapatos, realmente se ve como una montaña. La idea era que este edificio pudiera atraer a la gente como un jardín de invierno». Emilio Ambasz «Se me ocurre -y no estoy siendo muy ocurrente ya- que ésta puede ser una posible solución para la escasez de pulmones verdes en las ciudades modernas. Fíjense en este particular edificio construido en Japón. Quizá no sea de su completo agrado estético, pero mata dos pájaros de un tiro (expresión no muy feliz si a sostener la paz ambiental nos referimos)». Emilio Ambasz
Ya hacia finales de los años 70 y principios del 80 Ambasz había propuesto un tratamiento similar para la Plaza Mayor de Salamanca España. Un aporte real al urbanismo y arquitectura ambientalmente sostenibles