Fotograma de «La Ventana indiscreta» de Alfred Hitchcock
Hoy os dejamos con un artículo de Ana Durá sobre la importancia de la accesibilidiad en el turismo y lo que puede aportar la arquitectura para mejorar la experiencia de los usuarios eliminando las barreras. Espero que os guste.
Si estuvieras en una silla de ruedas, ¿te quedarías en casa esperando a que el vecino cometiera un asesinato?
Eso de tener que permanecer en casa a la vera de una ventana indiscreta por culpa de la silla de ruedas en la que nos vemos postrados, supurando aburrimiento y pillando en plena faena al asesino del vecindario, nos tememos que se va a acabar. De hecho, recluirse en el hogar porque la ciudad no se muestra demasiado galante con aquellos que se desplazan en silla de ruedas, ya no resulta creíble. Así que lo sentimos por Alfred Hitchcock, puesto que si su película “La ventana indiscreta» (1954) (a la que todos habréis reconocido en estos trazos introductorios) hubiera sido ambientada en los tiempos actuales, muchos hubieran juzgado de poco verosímil que su personaje se quedase durante semanas encerrado en su apartamento a la espera de que su pierna se restableciese. No en vano, las urbes se han vuelto de un accesible subido, ¿verdad? Por lo tanto, en pleno siglo XXI, las ventanas indiscretas se van al traste y uno emprende la ruta turística a pesar de las ruedas de su silla. Es tal la efervescencia de accesibilidad que la Comisión Europea entrega con carácter anual su Premio Ciudad Accesible que ya va por su cuarta convocatoria y que alienta a nuestras metrópolis a ponerse las pilas en esta materia. De hecho, el compromiso por erradicar las barreras arquitectónicas de nuestras ciudades ha permitido el advenimiento de un nuevo tipo de viajero: los silleros viajeros.
¿Y qué ciudades son las más simpáticas con los silleros viajeros o simplemente habitantes con movilidad reducida?
Pues he aquí que en España contamos con una de esas Misses en simpatía y no es otra que Ávila. Dicha urbe no ha dudado en colocar su mítica muralla al alcance de cualquier viajero y ha instalado un ascensor para que nadie quede apeado del disfrute de tanta belleza. Si hablamos de murallas, resulta inevitable evocar otra más kilométrica y con aires orientales que se asienta en China. Así, la Gran Muralla China también quiso estar presentable para el mundo y con motivo de los festines olímpicos celebrados en 2008, al monumento le creció una rampa, además de unos aseos accesibles. Por supuesto, también se pudieron ver brotes de accesibilidad en muchos más monumentos de Pekín, concretamente 59 puntos de enjundia entre los que figuran el Templo del Cielo (1420) o El Palacio de Verano (1750). Lo cierto es que los gobernantes del país obraron con lógica dado que carece de sentido organizar unos juegos paralímpicos e impedir que esos deportistas con discapacidad física garbeen por tu patrimonio y que dejen exhaustas sus redes sociales con tantas fotos compartidas desde esa serpenteante muralla milenaria. Tras este breve recorrido por las murallas más icónicas, toca apearnos en Madrid con un Museo del Prado que brinda sus tesoros pictóricos a todos los viajeros. De modo que con este fin, además de andar surtido de ascensores y aseos adaptados, la ampliación de la pinacoteca realizada por el arquitecto Rafael Moneo ofrece plataformas salvaescaleras a los turistas pues es imperdonable que el visitante se pierda pincelada alguna ya proceda ésta del pincel de Velázquez o de Goya. Así que baja el puente levadizo para que entren las huestes de curiosos… Por cierto, la empresa que ha suplido de modernos puentes levadizos es Orona, aunque en esta misión de derribar barreras no está sola, pues ThyssenKrupp también despacha plataformas salvaescaleras como la de la SEO de Zaragoza. Por lo tanto, viajar es un placer aunque devoremos los kilómetros en silla de ruedas y, ante esta nueva realidad, el sector del turismo saca “músculo accesible”.
De hecho, en la última edición de la Feria Internacional de Turismo (FITUR) dedicó una jornada al turismo accesible. Desde luego, dicha Feria sirve para tomarle el pulso al sector y parece que éste respira accesibilidad. Además, se aprovechó el evento para presentar una aplicación móvil llamada “Tur4All” que pretende informar sobre las condiciones de accesibilidad de más de 1.300 establecimientos turísticos y ver si éstos saben cómo “sonreírle” a una silla de ruedas.
En definitiva, y remitiéndonos al principio de este artículo, si estuvieras en silla de ruedas,
¿Te quedarías en casa esperando a que el vecino cometiera un asesinato?
No creo.
Autora: Ana Durá
La accesibilidad es un derecho pero también un deber de la ciudadanía. Por suerte, el nivel de conciencia social respecto a este realidad es cada vez mayor. Organizaciones, empresas y particulares deberían tomar ejemplo de estos espacios, y más en un momento en que existen soluciones en accesibilidad prácticamente para cualquier situación.
Gracias y felicidades por el post 🙂