Escultura de Antoni Gaudí en «El Capricho»
“Ustedes han estudiado y se sorprenden de no entender lo que hago, y es que yo, que también he estudiado, todavía estudio y trabajo sin parar. No creo por lo tanto en la improvisación, nada se improvisa y no confío en que la inspiración pudiera reducir mi labor, ya que ésta me tiene que ser concedida como un añadido.”
Antoni Gaudí no es uno de los arquitectos más estudiados actualmente en las escuelas de arquitectura, quizás por su estilo modernista tan personalizado, quizás por su condición de arquitecto-constructor que cuidaba cada uno de los detalles del proyecto o quizás por la poca expansión de sus obras ya que la mayoría se ubican en Barcelona. Pero es sin duda uno de los grandes arquitectos españoles de la historia.
Nació en Reus, provincia de Tarragona, en 1852, en el seno de una familia obrera. Su padre era artesano y, al igual que otros grandes arquitectos como Mies Van der Rohe o F. Ll. Wright, trabajó desde pequeño en el taller de su padre. Por motivos de salud, durante su infancia, se vio obligado a pasar grandes temporadas en el campo guardando reposo, lo que aprovechó para observar y analizar la naturaleza que le rodeaba. Una naturaleza que posteriormente iba a influir en su idea arquitectónica, en su idea de construir espacios. Gaudí consideraba que todo lo que necesitaba para crear sus obras se encontraba en “el gran libro de la naturaleza”.
“La arquitectura crea el organismo y por eso éste debe de tener una ley en consonancia con las de la naturaleza; los arquitectos que no se sometan a ella hacen un garabato en lugar de una obra de arte.”
En 1878 obtiene el título oficial de arquitecto después de cursar sus estudios en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Barcelona. Comenzó a trabajar en el taller del artesano Eudald Puntí donde proyectó y construyó personalmente su mesa de dibujo. Aquí conoció al comerciante de guantes Esteve Comella, para quien diseñó una vitrina destinada a la Exposición Universal de París. El conde Eusebi Güell i Bacigalupi la vio, le gustó y le confió algunos encargos modestos comenzando una gran sociedad con la familia Güell. Los primeros proyectos de cierta relevancia fueron unas farolas para la ciudad de Barcelona que aún se pueden ver en la Plaza Real, un kiosco de fundición ya desaparecido y un complejo de viviendas y talleres del que sigue existiendo un pabellón industrial.
Farola diseñada por Gaudí para la ciudad de Barcelona
Estas primeras obras tienen un carácter más artesanal que arquitectónico, aunque su estilo artesanal no desapareció a lo largo de toda su obra. Gaudí era un arquitecto muy comprometido con la construcción, dedicaba más esfuerzos a la realización de la obra que al diseño. Como buen arquitecto sabía que la arquitectura es material, es algo que se puede ver, sentir, tocar… La arquitectura no es únicamente un diseño proyectado y dibujado. La arquitectura también es construcción y de nada sirve tener toda la imaginación del mundo para crear unas formas y unos espacios espectaculares si luego no somos capaces de llevar a la realidad esos dibujos y construir esos espacios. Por eso es tan importante la labor de los arquitectos en las obras, una labor que hoy en día está cada vez más en desuso. Ahora los arquitectos son formados como meros diseñadores, que no digo que el diseño no sea importante pero hay que tener en cuenta que para diseñar algo hay que saber cómo se va a construir, por lo tanto el diseño no se puede separar de la construcción y para ser un buen arquitecto hay que saber diseñar y construir.
Durante el proceso de construcción, las obras de Gaudí sufrían importantes cambios respecto a los proyectos originales y eran modificadas una y otra vez hasta llegar a la forma que consideraba más perfecta.
“He cansado mucho a los que trabajan conmigo, procurando siempre mejorar las cosas, pero nunca las he dado como buenas hasta que me he convencido de que no podía perfeccionarlas más.”
Antoni Gaudí
En esta incansable búsqueda de la perfección, Gaudí se servía de técnicas tradicionales como el modelado, pero también utilizaba métodos más innovadores como la fotografía o las maquetas polifuniculares. Dedicó a sus edificios el empeño de los antiguos artesanos y dio a los detalles de la construcción la misma importancia que al conjunto. Gaudí siempre fue un artesano con conocimientos de arquitectura.
Taller de Gaudí en la Sagrada Familia
En 1883, tan sólo cinco años después de licenciarse, Gaudí tuvo tres importantes encargos que lo colocaron entre los profesionales catalanes de mayor éxito del momento. Ese año empezó las construcciones de dos residencias nobles, la Casa Vicens en Barcelona y El Capricho en Comillas (Santander), y también fue nombrado arquitecto principal del templo de la Sagrada Familia.
Ambas viviendas reflejan los inicios arquitectónicos de Gaudí, unos inicios marcados aún por las tendencias historicistas europeas de finales del S. XIX, con un medievalismo, tamizado por la herencia árabe peninsular, y un neogoticismo que pronto dejaran paso a un lenguaje propio inspirado plenamente en la naturaleza.
Respecto a la Casa Vicens, El Capricho o Villa Quijano (verdadero nombre de la residencia) tiene la peculiaridad de que Gaudí nunca estuvo en el solar ni en la ejecución de la obra, ya que realizó las dos viviendas simultáneamente y mientras Gaudí estaba en Barcelona dirigiendo la obra de la Casa Vicens encargó a su compañero y amigo de la facultad Cristóbal Cascante ejecutar la obra de El Capricho. Pero esto no quiere decir que Gaudí descuidara la obra ni el proyecto. Una de las características principales de Gaudí es tener un control absoluto de la obra, del proyecto y de todos los detalles constructivos. Cascante solo fue un intermediario entre la obra y Gaudí, un director de obra que estaba en contacto constante con el arquitecto y que disponía de una minuciosa maqueta de la vivienda y de unos planos muy detallados realizados por Gaudí.
Gaudí, que años antes había colaborado con el arquitecto catalán Joan Martorell en la realización del Palacio de Sobrellano para el Marqués de Comillas, recibió el encargo de Máximo Díaz de Quijano (cuñado del Marqués de Comillas) para que le realizara una residencia de verano sobre una de las colinas de la ciudad cercana al Palacio de Sobrellano.
Aunque Gaudí nunca estuvo en el solar, si que tuvo en cuenta el lugar para el diseño y la distribución de los espacios de la vivienda. Ésta se ubica en un bosque de castaños en pendiente con una inclinación del terreno expuesta al norte hacia un valle que desciende gradualmente hasta el mar. Orientó la construcción de forma que las zonas de día estuvieran abiertas al valle a través de ventanas de doble cristal.
La vivienda consta de sótano, planta baja y desván, con una planta alargada y aparentemente rectangular de 36×15 m. La distribución de los espacios es análoga a la Casa Vicens con las cocinas y dependencias del servicio en una planta sótano abierta al este debido a la pendiente del solar, con las salas principales de la vivienda en la planta baja y un desván con agradables miradores exteriores bajo la cubierta. Atendiendo a la ubicación en el lugar, Gaudí coloca las estancias donde se realiza la vida diaria, como los salones y el comedor, en el lateral norte mirando hacia el valle y el mar a través de los ventanales, situando los dormitorios en ambos extremos y un invernadero en el centro resguardado de los vientos predominantes del norte y orientado al sur.
Gaudí rompe esta forma rectangular colocando la entrada en uno de los vértices y resaltándola con una gran torre, una torre que también rompe la horizontalidad marcada en la composición de la fachada.
Esta torre-minarete, o alminar persa, es el primer precedente de una solución arquitectónica que aparecerá en futuras construcciones e irá evolucionando a lo largo de sus obras buscando la perfección de la idea y de las formas. El remate de esta torre circular, revestida con una cerámica vidriada decorada, acentuando así la verticalidad, se ubica un mirador cubierto por una cúpula geometrizada sostenida únicamente por cuatro finas columnas de fundición. Una geometrización que es un verdadero cubismo realizado con 25 años de antelación.
“La terminación de los edificios con elementos raquíticos, como por ejemplo cruces, veletas, etc, son verdaderas caricaturas, son como la calva que tiene un solitario pele en medio.”
Antoni Gaudí
El edificio se asienta en el terreno sobre un basamento construido con muros de sillería almohadillados marcando una horizontalidad que se enfatiza con la colocación de unas franjas de cerámica vidriada decoradas con llamativos girasoles amarillos y hojas verdes en relieve, dotando al edificio de un vivo colorido componiendo la fachada con un ritmo ondulante y elegante.
La música es un aspecto importante en el diseño de algunos detalles de la vivienda. Díaz de Quijano era músico amateur y Gaudí quiso que el proyecto tuviera recuerdos musicales. Comenzando con el nombre de la vivienda, un capricho (“Capriccio”) es una pieza musical habitualmente de forma libre y de carácter vivo y animado, un carácter que el arquitecto reflejó en el colorido y la viveza de la imagen exterior. También incorporó unos detalles decorativos más directos con la música como unas vidrieras con una libélula tocando una guitarra y un gorrión sobre un órgano. Igualmente las barandillas exteriores de las terrazas parecen un pentagrama con notas musicales.
El original intento de integrar música y arquitectura, y que refleja la inmensa capacidad constructiva e imaginativa de Gaudí, culmina en el diseño de los huecos de la fachada principal donde los contrapesos de las ventanas de guillotina son tubos metálicos que emiten notas musicales al usarlas.
Fuentes:
– Se puede obtener más información sobre el edificio, visitas y reservas en El Capricho de Gaudí
– Gaudí, de la naturaleza a la arquitectura. Ed. Taschen
– Gaudi x Gaudí. Ed. Triangle Postals
– Fotografías de El Capricho por José Manuel Juan
Autor: José Manuel Juan
Arquitecto apasionado y amante de la fotografía. Trabajo en un estudio de arquitectura de Madrid y, de vez en cuando, viajo para realizar mis proyectos fotográficos que podeis ver en mi web: Jose Manuel Juan | Fotografia de Arquitectura.
wow! Un honor que nos citéis en la web y muy interesante el contenido de la publicación. Sin duda hacen falta muchos más arquitectos hablando de arquitectura…y sobre todo del Capricho que está muy poco estudiado. Un abrazo y nuestro sincero agradecimiento.
Muchas gracias por tu comentario. Si que es verdad que El Capricho está poco estudiado o, mejor dicho, es menos conocido ya que es una de las pocas obras realizadas por Gaudí fuera de Cataluña. Yo estuve el verano pasado y es genial poder disfrutar de la riqueza de la arquitectura española. Un saludo
Una puntualización.
Comillas está en Cantabria, no en Santander. Santander es la capital de provincia. Llevamos ya un montón de años con la denominación histórica como para seguir poniendo (Santander) en las localidades que están en Cantabria.