«La arquitectura si va adjetivada ya resulta sospechosa, porque ¿qué pasa, que el sustantivo no es lo suficientemente bueno como para tener que adjetivarlo, es decir, ha habido que adjetivar la arquitectura como medioambiental? A mí me resulta inquietante. La Arquitectura es Arquitectura y punto.»
Después de estudiar el edificio en la universidad, de poder visitar la obra, de tener el privilegio de escuchar la explicación del edificio por boca del propio arquitecto, de recorrer el complejo una vez terminado y, sobre todo, después de leer el artículo escrito por Rafael de La-Hoz en el año 2008 en la publicación del COAM “Arquitectos de Madrid”, te das cuenta que esta construcción es un verdadero proyecto de arquitectura en todos sus aspectos.
Rafael de La-Hoz construyó esta, inicialmente llamada, “Ciudad de las Telecomunicaciones” para Telefónica después de perder el concurso arquitectónico que se realizó. La historia de la empresa Telefónica con el estudio de Rafael de La-Hoz (primero del padre y luego del hijo) comenzó en los años ochenta solucionando un problema para instalar una antena en la cubierta de un edificio en la localidad de Valencia de Alcántara sin tener que desalojarlo para su construcción. Posteriormente en los noventa les invitaron a participar en un concurso para realizar el Centro Nacional de Supervisión en Aravaca, concurso que esta vez sí ganaron.
Ya en el S. XXI cuando Telefónica decidió construir su gran Campus Empresarial en Madrid, únicamente invitaron al estudio de Rafael de La-Hoz al concurso para su construcción. Hecho que, a mi parecer, deja en entredicho la necesidad y la finalidad de los concursos de arquitectura, así como el mundo de la arquitectura en los comienzos de siglo donde ser arquitecto te daba derecho y poder para construir lo que quisieras, o lo que quisieran. Si daba igual ganar o perder un concurso, ya que siempre habría otra oportunidad y, lo más importante de todo, si daba igual trabajar bien para una empresa puesto que para volver a realizar otro proyecto para esa empresa tenias que volver a demostrar que lo haces bien… algo no estaba funcionando (y hablo en pasado porque hoy en día es improbable hablar de concurso de arquitectura, sino me temo que seguiría pasando algo similar). Así, en Telefónica se lo debieron pensar y un año después contrataron al estudio de Rafael de La-Hoz para realizar el proyecto de su nueva sede en Las Tablas.
Según cuenta el propio Rafael de La-Hoz en el artículo que escribió para la revista del COAM, lo más complicado del proyecto fue «luchar» con el cliente, y más aún con un cliente de tal envergadura como Telefónica donde las decisiones las toma un comité, un comité que no habla el mismo idioma arquitectónico y al que prácticamente lo único que le interesa son datos económicos. La decisión de actuación fue dejar al comité tomar sus propias decisiones del proyecto, sin discutir con ellos, como la elección del módulo constructivo de 8,10 (tres plazas de aparcamiento) o la utilización de un único material en la fachada que debía de ser de vidrio.
Una de las máximas premisas de la empresa era que el proyecto debía de realizarse en distintas fases, puesto que tenían que trasladar a más de 10.000 empleados a este nuevo campus y era imposible trasladarlos en un día o en una semana sin que la actividad de la empresa se viera afectada. Este hecho es, a mi parecer, lo que propició que se repensaran el resultado del concurso arquitectónico que organizaron. Esto lo digo de una manera totalmente subjetiva y es una opinión puramente personal porque no he encontrado ningún tipo de información sobre el concurso, pero creo que la inmensa mayoría de las soluciones propuestas por los arquitectos que participaron en el concurso debió de ser la construcción de un edificio vertical, un rascacielos que funcionara como hito de la magnificencia y del poder de la empresa. Así, cuando le encargaron el proyecto a Rafael de La-Hoz, éste fue uno de los principales condicionantes. Un condicionante que, como todos los demás, el arquitecto utilizó para mejorar el proyecto. Se pensó de tal modo que el proyecto final fuera la suma de varias fases semejantes.
El campus se sitúa en una explanada rectangular de casi 170.000 metros cuadrados, consta de cuatro “cubos blancos” de 10 plantas situados en las esquinas con una serie de edificios de menor entidad, pero con la misma imagen exterior, dispersados en el perímetro dejando un patio interior común.
«El Distrito C de Telefónica conceptualmente son cuatro torres o pilares entre los que se tiende un toldo.»
Rafael de La-Hoz
Uno de los principales problemas proyectuales a los que debió hacer frente el estudio de Rafael de La-Hoz fue conseguir una imagen de unidad corporativa dentro de esta dispersión edificatoria. Para ello idearon una cubierta común vinculada a todos los edificios de menor entidad situados en el perímetro dejando las cuatro torres fuera en cada una de las esquinas. En todo buen proyecto de arquitectura hay una pieza que cierra el conjunto, un elemento que actúa como unión de todo el proyecto sin el que no se podría entender la idea proyectual. Esta inmensa cubierta, que aparentemente no tiene ninguna función, es la pieza fundamental del proyecto. Esta cubierta, además de dar unidad a todo el conjunto, ayuda a crear una serie de espacios en sombra que dan acceso a cada uno de los edificios, también se utiliza como captador solar cubriendo el 10% de las necesidades energéticas de todo el recinto con los más de 15.000 paneles fotovoltaicos situados en la parte superior de la cubierta.
Para una gran empresa, y me atrevería a decir que también para un cliente particular, la economía es el aspecto fundamental en la realización de un proyecto, entendiéndola como el presupuesto que te gastas en la construcción y el presupuesto que te supone el mantenimiento del edificio. En este aspecto entra en valor el buen hacer y la imaginación del arquitecto. Primero se intentó conseguir una economía de escala durante la obra utilizando un único tipo de vidrio para cubrir los 200.000 metros cuadrados de fachada y, posteriormente, se intentó desarrollar una idea de proyecto que permitiera ahorrar gastos una vez puesto en funcionamiento el campus.
Esta dualidad económica se consiguió primero con la utilización de un vidrio experimental que fuese blanco y, a la vez, opaco y transparente. Se requería blanco y opaco exteriormente para que se pudiesen proyectar sobre las fachadas las sombras necesarias para el control solar, pero que fuese totalmente transparente desde el interior. Se utilizó un vidrio serigrafiado con una técnica denominada “de los mil puntos”, que consiste en serigrafiar miles de puntos de pequeño diámetro (3-5 mm) en la superficie del vidrio, pero siendo éstos de color blanco exteriormente y negros al interior, ya que con este pequeño engaño visual se logra que los vidrios se perciban blancos y casi opacos desde el exterior y completamente transparentes desde el interior.
Posteriormente para conseguir el ahorro en el funcionamiento del edificio se utilizó una solución constructiva en la fachada similar a la utilizada por su padre, Rafael de La-Hoz Arderius, en el Edificio Castelar. Una solución de doble fachada de vidrio con el que se consigue un factor solar extraordinariamente bajo. La piel exterior, compuesta por un vidrio totalmente transparente está vinculada y sujeta a la fachada mediante costillas de acero forradas de vidrio igualmente blanco, unas costillas que van arrojando sombras a lo largo del día sobre la fachada de vidrio haciendo que ésta vaya cambiando. Constructivamente hay tres tipos de costillas según su posición y su función estructural contra la acción del viento.
Interiormente se puede apreciar una novedosa jerarquización de los espacios típicos de un edificio de oficinas, así los despachos y las salas de reuniones son interiores ocupando el centro de cada planta, mientras que los puestos de trabajo para los empleados están ocupando todo el perímetro exterior conformando una planta libre. Esta idea de dejar el espacio más valorado de cada planta a los empleados se aprecia también en la ubicación de los despachos presidenciales, que se sitúan en el punto más bajo del edificio central, junto al lago, estando cerca de los empleados y al mismo nivel.
En mi modesta opinión, el mayor hito que consiguió el estudio de Rafael de La-Hoz fue convencer a la empresa de la eliminación de las vallas perimetrales, el dejar un campus totalmente abierto y peatonal que se pueda transitar y vivir libremente, que no te sientas atrapado. Y es que estamos acostumbrados a que nos parezca normal ponerle vallas al campo delimitando perfectamente nuestra parcela de tierra. Los espacios están diseñados para ser utilizados, para ser vividos, y es un desperdicio social que unos espacios tan acogedores sólo sea posible vivirlos en horario laboral y únicamente por trabajadores. De este modo el espacio interior se funde con el exterior al campus utilizando, nuevamente, la gran cubierta para marcar el límite entre dentro y fuera.
En conjunto, este proyecto es una obra de urbanismo, de ahí su nombre inicial de “Ciudad de las Comunicaciones”, que finalmente terminó siendo el Distrito C de Telefónica, un campus que alberga una guardería, un centro médico, dos entidades bancarias, una agencia de viajes, otra de seguros, una peluquería, una óptica, una farmacia, una administración de loterías, una tienda de El Corte Inglés y una gran oferta de restauración, además de todas las oficinas y dos plantas de sótano donde se sitúan los aparcamientos.
Este campus está pensado para los trabajadores, para que ir a trabajar sea un placer. Posee parques, jardines, paseos, un lago, zonas en sombra y resguardadas, zonas para descansar… Y lo mejor de todo es que cada uno de nosotros podemos disfrutar de estos espacios.
- Fotografías interiores y de la cubierta por Rolland Halbe
- Revista de Arquitectura AV Proyectos 015
- Publicación del COAM “Arquitectos de Madrid” 03/2008
- Fotografías exteriores por José Manuel Juan
Autor: José Manuel Juan
Arquitecto apasionado y amante de la fotografía. Trabajo en un estudio de arquitectura de Madrid y, de vez en cuando, viajo para realizar mis proyectos fotográficos que podeis ver en mi web: Jose Manuel Juan | Fotografia de Arquitectura.
¡Interesante proyecto! Sin ninguna duda el campus quedará espectacular. Muchas gracias por compartir este artículo con nosotros. Un saludo desde Visuartech.
El proyecto está genial. Se terminó hace algunos años y está funcionando al 100%. Podeis ir a visitarlo y pasear por sus jardines cuando queráis. La arquitectura cuando se ve en persona es mucho mejor. Un saludo
Es una obra magnifica, tanto por imagen como por concepto. En la primera planta que aparece en el articulo parece que los edificios se situan desordenados en la parcela pero al introducir la cubierta se da orden y coherencia y se consigue la creacion de la gran plaza central, todo un acierto.
Es un proyecto fantástico, está muy bien pensado y en mi opinión muy bien resuelto. Tanto la cubierta como las fachadas son los elementos principales, los que otorgan orden y valor al proyecto. Sin estos elementos sería únicamente un conjunto de edificios, uno más en la ciudad de los antos que hay. Pero por eso estudiamos y nos hicimos arquitectos, para hacer arquitetura y no edificios. Un saludo
Qué estilo arquitectónico tiene esta obra??