Cuando la noticia apareció en mi timeline de twitter sólo tuve tiempo a leer el titular ‘Cellphone Talkers Get Their Own Sidewalk Lane in D.C.‘ y ver las fotos, mosquearme mucho acto seguido, y guardar la noticia para leerla más tarde. Reflexiones contrarias fueron apareciendo intermitentemente a lo largo de la tarde. Un carril reservado para caminar con el móvil. No podía ser cierto.
¿Ocurrencia del político de turno?
Podría ser. Las motivaciones que les llevan a tomar cualquier decisión tan a menudo van en contra de lo que dicta la lógica que nunca es descartable. Aquí en Coruña tras varios años en obras se acaba de abrir al público una plaza en uno de los puntos más significativos de la ciudad, adyacente a las galerias frente al puerto y que forma parte del paseo marítimo que pretende recorrer todo el litoral de la ciudad. Antes había un carril bici, ahora ya no, queda interrumpido a su paso.
¿Será una crítica en forma de arte urbano?
Tendría su lógica. El street art nos sorprende muchas veces por su ironía respecto a la ciudad, a cómo la descuidamos y a cómo la vivimos. Pero en este caso sería demasiado realista, pasaría desapercibida como obra artística.
¿Lo habrá exigido alguna asociación ciudadana?
Como en los Estados Unidos las cosas no funcionan igual que aquí, quizás la comunidad de vecinos exigió a su representante en el ayuntamiento que se separase el tráfico geek del resto. Aunque no se me ocurren podrían tener alguna razón para ello. Este pensamiento cambiaba mi repulsa inical. El empoderamiento del espacio público por parte de la sociedad es una aspiración legítima y deseable. Ya es hora de que los usuarios de los espacios, que son los que mejor conocen el entorno donde se mueven, sus carencias y potencialidades, sean protagonistas en la toma de decisiones y nos olvidemos del ‘absolutismo monárquico’ de arquitectos, urbanistas, abogados y políticos al que estamos acostumbrados.
Pero no podía ser éste el caso, los resultados de los talleres de participación ciudadana con el asesoramiento técnico necesario suelen dar buenos resultados.
¿Y si se trata de un fake?
Como no se me ocurrían más justificaciones sin duda se trataba de un fake. En redes sociales es tan frecuente el gato por liebre, y que los medios se lo tomen al pie de la letra, que resultaba la más plausible de las soluciones.
Porque un carril reservado para caminar con el móvil es una mala idea. Los que circulan con el móvil en la mano de forma habitual tiene la suficiente práctica para no ir chocando con el resto. Y no vamos a reservar un porcentaje de los casi siempre exiguos recorridos peatonales para quien lo hace de forma puntual. Ya puestos, exijamos carriles para esos niños que no aprendieron a andar y que solo saben saltar o correr, para ancianos y lentos en general que ralentizan nuestra marcha, para turistas que parece que son los únicos que se detienen a observar las fachadas de nuestras calles, para… Segregaciones innecesarias porque en general somos educados y sabemos compartir el espacio del que disponemos.
Pero todo tiene su explicación
Así que en cuanto tuve oportunidad leí el artículo. A ninguno en la alcaldía de Washington D.C. se le había ido la pinza, se trataba de una especie de cámara oculta preparada por National Geographic para una futura serie de televisión, Mind Over Masses, sobre el comportamiento humano. Y como cabría esperar muy poca gente cambió de carril al encontrarlo.
Créditos de las imágenes: Rob Pegoraro | Masa Crítica Coruña | Hombre Mc_Steez | Huerta Agroecológica | Nestor Galina
Bueno, desde luego no sería una idea descabellada para algunas ciudades, ¡pero nunca quitando sitio al carril bici! 🙂
Si no hay sitio para carriles bici imagínate para esto…
Gracias por tu comentario!
La verdad que en muchas ciudades podria resultar hasta util para evitar que se estrelle la geste contra señales de trafico, farolas y otros elementos