El pasado lunes 17 de noviembre tuve el placer de asistir a la ceremonia de entrega de los VI Premios de Arquitectura Ascensores Enor 2014. En el ambiente se respiraba cierta duda sobra la continuidad de la convocatoria. Esta misma edición no estuvo exenta de dificultades, y a tenor de los comentarios de varios miembros del personal implicado, peligró su celebración. Y realmente sería un pena que desaparecieran, porque resulta reconfortante comprobar que es una empresa privada quien los convoca, y que el acento se pone en la arquitectura de calidad.
Al certamen se presentaron más de 300 obras, de las cuales 56 fueron seleccionadas y 20 llegaron a la final. El jurado, compuesto por Eduardo Souto de Moura (presidente), Carlos Quintáns (secretario), Juan Domingo Santos (ganador en la edición de 2011), Luis Martínez Santa-María, Juan Creus y Fredy Massad, eligieron al Edificio perimetral y adecuación del entorno del Templo de Diana en Mérida por José María Sánchez García ganador del Gran Premio Enor, y a la Escuela de hostelería en antiguo matadero en Medina Sidonia por María González García y Juanjo López de la Cruz del estudio Sol89, del Premio Enor de Arquitectura Joven.
Merece la pena repasar todos y cada uno de los proyectos finalistas, recogidos en el libro/catálogo que como en los últimos años cuenta con la cuidada edición que Desescribir imprime a sus trabajos. Desde la web de los premios se puede consultar online de forma gratuita.
Me presenté en la sede una hora antes para poder visitar las instalaciones. Desde hace no mucho en la planta viguesa se fabrican los encargos especiales, ascensores a medida, y productos para el sector naval como puertas y compuertas. Me llamó especialmente la atención un prototipo de ascensor que cuenta con unas baterías alimentadas desde un enchufe normal, que en caso de corte es capaz de suministrar energía a la cabina para continuar operando hasta 100 viajes más. Mediante una tecnología que recuerda mucho el KERS de la Fórmula 1, esas baterías se auto-recargan utilizando la energía que se desperdicia en el frenado durante los descensos del ascensor. El ahorro energético es evidente.
La gala se celebró en las propias instalaciones de la empresa, evidenciando los recortes presupuestarios de unos premios que se han visto reducidos a dos categorías. Esto sin embargo posibilitó que la ceremonia no se convirtiese en la mera entrega de premios y sucesión de discursos de ediciones anteriores, y tuvimos la oportunidad de escuchar en boca de sus autores una amplia presentación de cada una de las obras ganadoras.
Cuando se celebrará la VII Edición es una incógnita. En el deseo de todos que sea en el 2016.
Imágenes: Adrián Capelo de ArquitecturadeGalicia; web y dossier de prensa de los Premios Enor.
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