La práctica profesional de la arquitectura está escindida entre dos concepciones. Una orientada a la creación de obras espectaculares y otra orientada a una arquitectura, más humilde pero socialmente más necesaria y cuyo resultado más representativo es la vivienda social.
La primera es muy llamativa –no necesariamente hermosa– y sus autores son considerados estrellas del jet-set. Tienen grandes oficinas con sucursales en los países donde el dinero alcanza para pagar sus servicios y construir sus obras. Ellos reciben premios notables, se les dedican libros y son entrevistados en todos los medios donde los presentan como profesionales exitosos.
Los autores de la otra arquitectura, la de la vivienda social, son casi desconocidos. En su mayoría trabajan en oficinas especializadas en la producción de viviendas de interés social con sueldos modestos y raramente hay entre ellos alguien con algún premio internacional que reconozca sus esfuerzos o una breve mención en alguna revista.
No hay estudiante de arquitectura que no sueñe con llegar a ser miembro del star-system, pero es un deseo inducido pues tanto en los talleres de diseño como en los cursos de teoría y de historia, el papel del gran arquitecto es constantemente exaltado. Y si el personaje estudiado se ha ocupado de atender las demandas de ambos extremos, la información usual iluminará solo la parte que lo elevó al estrellato, minimizando sus aportes a la vivienda de interés social.
En las escuelas son comunes los cursos que explican y divulgan la gran arquitectura, pero faltan cursos que se ocupen de la vivienda social, requeridas por millones de familias. En todo caso, cuando los hay, son pocos los estudiantes que toman estos cursos. Suponemos que esto es así porque no conduce sino a la condición de funcionario.
Cerca del 60% de la población mundial vive en condiciones muy precarias y para ella es poco lo que se le ofrece, aun si en muchas partes se hacen esfuerzos para ayudarlos, no siempre con óptimos resultados. Y en todas las instituciones que se ocupan de este problema, el aporte de los arquitectos es muy importante.
¿Debemos seguir estimulando en los estudiantes el sueño de llegar a ser arquitectos estrella, aun si ese sueño está al alcance de muy pocos o, más bien, darles también la posibilidad de adquirir los complejos conocimientos que concurren a la producción masiva de viviendas sociales y sin que esto implique abandonar la amplísima gama de arquitecturas que están en el medio de estas posiciones extremas?
Evidentemente, algo anda mal en nuestras asignaciones o prioridades académicas, hay una insuficiencia, el tema de la vivienda social que se corresponde con las insuficiencias, nivel nacional, en la producción de viviendas sociales. Durante años hemos escuchado quejas y reclamos por el escaso número de unidades producidas, por los problemas constructivos que presentan, por errores en la concepción del urbanismo, por la destrucción de valiosas áreas verdes para dar espacio a obras que han podido construirse en otras partes, por la corrupción administrativa de quienes las construyen y por la manera injusta como esas casa terminan en poder de quienes menos las necesitan. Hay alertas y reclamos por construir sin garantías de conexión de servicios con la ciudad cercana y sin base económica y todo esto, entre otras cosas, por la precariedad del conocimiento en esta materia por parte de los encargados de su construcción.
Creo que nuestra profesión tiene una amplia deuda con los sintecho: es muy poco lo que sabemos acerca de la experiencia de ser uno de ellos ni cómo ayudarlos a resolver sus problemas. En todo caso no se trata de que cada tanto algún recién graduado, lleno espíritu romántico, decida irse a las chabolas a construir para los pobres pues siempre logrará algo, pero son las instituciones sólidas y eficientes que superen el voluntarismo casi misionero de este recién graduado las que tendrán mayores y mejores resultados.
Claudio Beuvrin
Sin duda que el planteamiento es tendencioso , es verdad ! Existen estas prácticas extremas de la Arquitectura ; pero lo veo de otra manera !! La arquitectura es tan universal que las sociedades producen lo que desean producir. !! Es decir ay para todos !!! Arquitectura para bajos ingresos como las de vanguardia tal y como sus productores lo desean y permiten también para proyectos de bajos recursos existe la posibilidad de la innovación !! Los arquitectos encontramos clientes que nos producen la arquitectura que desean les diseñemos ; cada quien escoge su camino de realización. Yo hago Arquitectura de bajos recursos pero siempre busco sorprender y refrescar con mis diseños la Arquitectura. Y en mi medio soy reconocido. Así de simple no intentó ser Ghery. Sólo trato de hacer feliz a mi cliente con la responsabilidad urbano arquitectónico que me corresponde y de ahí también disfruto mi realización !!! No le veo sentido partir la visión de esta manera extrema !!! Lamentablemente. Los arquitectos investigadores han satanizado a la innovación y creatividad. Llamándola espectacular !!’ X dios el hombre es un constante innovador y rompe paradigmas !!! Si no la humanidad jamás evolucionaría Saludos
Gustavo, aparte de lo simplón de tu análisis, la forma de redactar tus ideas es pésima. Tu conocimiento de la gramática y de la estructura oracional del idioma provoca malestar al lector, sin mencionar a la tolerancia del intelecto hacia este tipo de expresión de lo que se supone sea un profesional. Te recomiendo que busques ayuda de un corrector antes de escribir. Las verdades que menciona el artículo son temas de un discurso que se debate hace décadas y cada cual asume la postura que le indiquen sus principios, su nivel de pensamiento y lo que nos distingue… la pasión y la entrega a la verdadera esencia de la arquitectura.
Si bien el artículo acierta al señalar la falta de vivienda de interés social, creo que se equivoca al describir las causas de este fenómeno. El primer fallo es cargar toda la culpa al poco compromiso de los arquitectos contemporáneos y el supuesto anhelo de todo joven arquitecto a ser parte del llamado ‘star-system.’ Este argumento, en mi opinión, está lejos de ser verdad. La falta de interés en construir vivienda social viene por parte de quienes ponen el dinero, en este caso los gobiernos y las constructoras a quienes se les otorgan las obras. Lamentablemente, vivimos una época donde la especulación inmobiliaria se ha adueñado de gran parte de la economía y el precio del suelo no deja de aumentar día con día, situación que se agrava en los centros urbanos, reduciendo la posibilidad de construir vivienda y relegándola a los extremos de las ciudades. Esto nos muestra por una parte la falta de compromiso del gobierno por intervenir y fijar precios del suelo razonables y por otra el total y absoluto reinado de los inversionistas sobre lo que se construye y lo que no se construye. De tal suerte que el margen de acción del arquitecto se reduce a lo que parecen ser las únicas opciones: a) ganar concursos ó b) tener buenos clientes.
Atrás quedaron las épocas del arquitecto idealista y comprometido con el cambio social a gran escala; las cité radieuse, los conjuntos habitacionales de Mario Pani, o los Robin Hood Gardens de los Smithson. Pero tampoco se trata de bajar los brazos, o de entregarse por completo a la arquitectura comercial que tanto se critica en el artículo. Se trata, como siempre se ha tratado, de tener ética profesional y de abordar cada proyecto sabiendo que está en un entorno y que cualquier cosa que hagamos lo va a modificar. Entonces, debemos partir de la pregunta ¿cómo quiero que mi proyecto afecte a su contexto? ¿Cómo voy a contribuir con mi proyecto a hacer una mejor ciudad? Sin la pretensión de cambiar al mundo de golpe, sino contribuyendo con cada paso que damos, grande o pequeño. La arquitectura es la que se construye cotidianamente y la mejor arquitectura debe asumir el riesgo de pasar desapercibida.
Creo que tengo que diferir de lo expuesto en este artículo, ya que hay muchísimos ejemplos de que arquitectos renombrados pueden manejarse entre esos dos extremos «sin perder la gloria» y cumpliendo con las necesidades de la sociedad. Uno de esos ejemplos es Carlos Raúl Villanueva, en mi país, Venezuela. Villanueva siempre fue un servidor público, siempre trabajó para el estado, y así como realizó la Ciudad Universitaria, hoy Patrimonio Mundial de la Humanidad, diseñó urbanizaciones como El Silencio en el centro de Caracas, una obra impecable para los más pobres de la ciudad en esa época, al mismo tiempo practicamente. No sé si la época afecte, ya son más de 50 años de eso, pero aún se ven claros ejemplos como Fruto Vivas, quien creó el «Árbol Para Vivir» pero tiene obras que han quedado en el corazón de los Venezolanos como la Flor de Venezuela o el Club Táchira, recientemente diseñó unas edificaciones de mediana altura para la Gran Misión Vivienda Venezuela que ha sido reconocida por muchos arquitectos a nivel nacional y regional. Sí hay casos en donde los arquitectos toman posturas extremistas, pero nunca ha sido lo más común. Como estudiante de arquitectura apenas del 2do semestre, en la Universidad Bolivariana de Venezuela, donde estudio, comenzamos trabajando la vivienda en Venezuela, con el objetivo de saber a detalle como debemos solucionar los problemas habitacionales de nuestro país pero también buscando salir de los paradigmas y tradiciones fallidas a los que nos hemos acostumbrado desde la segunda mitad del siglo pasado, y ya se están viendo los resultados.
Gracias por tu interesante aportación Jonás. Un abrazo
ME GUSTÓ ESTE ARTICULO Y TODOS LOS COMENTARIOS, PORQUE CADA UNO LO VE DESDE SU PUNTO DE VISTA Y EN CONTEXTOS DIFERENTES. LOS COMICS REFLEJAN EL GRAN ESFUERZO QUE IMPLICAN LOS ESTUDIOS DE LA CARRERA DE ARQUITECTURA EN CUALQUIER PARTE, PERO ESTE ARTICULO ME DEMUESTRA QUE EN CONTENIDO SI HAY DIFERENCIAS. OTRO ABRAZO.
Felicitaciones para Ustedes, la Revista ha abierto un gran derecho de comunicarse, comentar libremente sobre una profesión y sus campos de estudio y aplicación muy complejos, de valores subjetivos, Arte y arquitectura así han sido siempre, y siguen siéndolo.
Libres de «alineamientos» vale admirar la creatividad de diseños, más todavía la solución matemática, científica del problema constructivo, uso perfecto de materiales etc. Vale que todos sigamos comentando, Suerte.