«Los fantasmas son recuerdos vestidos de niebla» (@Lolaquiroga)
Hay algo de ese tweet que leí el otro día latiendo a lo largo del recorrido elegido. Hoy toca salir a correr pero me veo obligado a cambiar el circuito habitual. Carlos está en un cumpleaños que se celebra en una enorme nave acondicionada para tal fin en este borde nororiental de la ciudad. Cuando yo tenía la edad de Carlos (hace treinta años) todo esto era un páramo. Ahora aquí se concentra uno de los distritos con más población de Cáceres. La tarde es fría y las brumas, iluminadas por una constelación mestiza de farolas y adornos navideños varios, sustituyen a una luz solar que hace rato anda ya por otro meridiano. Sin embargo, las condiciones meteorológicas hostiles no son óbice para que uno tenga que ir sorteando diverso e impredecible tráfico motorizado y peatonal durante los primeros metros de trote.
Mejostilla (Cáceres). Fuente: http://4.bp.blogspot.com/
El formidable aparcamiento exterior del área comercial presenta una señalización viaria piranesiana aunque finalmente logro abandonarlo enfilando la arteria principal en dirección a las afueras. Paulatinamente la vida transeúnte va disminuyendo su presencia en el espacio público. Paso por delante y por detrás de edificios que hace no mucho este dudoso y extemporáneo atleta inspeccionó para la licencia de primera ocupación hasta dejar atrás el limitado territorio de mi memoria. A esas alturas la arteria principal se ha transformado en una especie de carretera en medio de la nada oscura que conduce a un fondo brillante atisbo de un nuevo emplazamiento urbano. El rótulo de una de las señales a mi paso acaba con el suspense antes de que pueda distinguir las cubiertas en forma de dientes de sierra. Rodeo el sitio mientras el contraste entre las húmedas tinieblas del borde exterior y la ruidosa claridad del margen interior me desconciertan. El denominado parque empresarial se levanta sobre una plataforma urbanizada a un cota superior a la del terreno natural circundante, en plena zona de especial protección de aves (ZEPA) conocida como Los Llanos de Cáceres y Sierra de Fuentes. Completo el rodeo al llegar a una rotonda coronada por olivos de copa recortada en su base y una surtida variedad de matorrales de jaras, cantuesos, lentiscos…
Parque empresarial Mejostilla (Cáceres). Fuente: http://covertiaenvolventes.com
Breve vuelta tras mis cortas zancadas hasta alcanzar otra rotonda en la que desemboca la conexión a la urbanización Cáceres El Viejo, casi lindando con las cada vez más irreconocibles ruinas del campamento romano de Castra Caecilia erigido durante la primera centuria antes de Cristo. Atravieso otra franja inhóspita hasta llegar a una plaza dura en la que juegan una pareja de niños. Asciendo por una calle que conduce a la carretera de Torrejón el Rubio. Una voz de mujer susurra kilómetros y minutos en mis oídos. Otros seres humanos van surgiendo ocasionalmente; corredores que se cruzan, individuos que abandonan los parques paseando a sus perros, algún vehículo…
Castra Caecilia (Cáceres). Fuente: http://www.esacademic.com/pictures/eswiki/69
De nuevo en el límite de la civilización, ésta se manifiesta en forma de negras moles difuminadas por la niebla. En ese limen nuevas urbanizaciones han surgido pero raros son los edificios que se van levantando y el alumbrado en ellas o no se ha ‘recepcionado’ o es un servicio demasiado caro. Al menos puedo guiarme por los focos resplandecientes de los campos de fútbol de Pinillla, campos en los que a la edad de Carlos quien os aburre con estas palabras trataba en vano de parecerse a un lateral derecho. Al llegar a ese punto, en un impulso giro noventa grados y traspaso su entrada. Los antiguos terrenos de juego, patatales de arena y cardos, son ahora tapices de césped artificial. Los terraplenes y promontorios de entonces desde los que unas veces mi abuelo, otras mi padre, observaban el juego han dado paso a graderíos en los que incluso están ahora instalando esbeltas viseras metálicas. Los padres del presente me miran raro mientras corro por el perímetro con los ojos enrojecidos. Un entrenador furibundo abronca a un chaval por ‘chupón’. Abandono el lugar sin mirar atrás; al menos con los ojos. La mujer de los auriculares vuelve a susurrarme distancia y tiempo, confirmando que estoy finalizando el recorrido. Tengo que volver a por Carlos.
Por cierto, otro tweet dejo como despedida:
«He visto el imperio de la forma disolviéndose en el de la luz» (@HotelInsonmia)
Fuente: http://www.xboxhornet.com
Sobre el autor: Carlos Sánchez Franco
Arquitecto del lejano oeste peninsular, título forjado en un extinto plan setentero. El sector público como principal pagador. El urbanismo como principal tarea profesional. De fatal inclinación por los interrogantes. Puedes seguirme en mi cuenta de Twitter.
Comparto la reflexión urbanística de Carlos sobre el espacio periurbano cacereño. En los últimos cuatro decenios, mi percepción urbana sobre la ciudad ha permitido constatar la recualificación funcional de sus periferias suburbanas de las que LA Mejostilla, apoyada en la Ronda Norte, es un buen ejemplo.
Gracias, Doctor, por tu comentario.