La luz natural es un elemento que no solo ilumina un espacio, sino que, tratado con sensibilidad, se convierte en el elemento generador de una atmósfera capaz de conmover al espectador.
Este hecho toma mayor importancia en un contexto lumínico especial, el de los países del norte de Europa, donde el clima y el entorno dotan a la luz de unas cualidades únicas, la llamada luz nórdica. La luz nórdica baña los espacios de un halo tenue, blanco puro, suave, fundiéndose con el continente y el contenido hasta formar una sola unidad.
Como explica la arquitecta Verónica Orden en su tesis «La luz del Norte», la arquitectura nórdica incorpora esta peculiar luz natural llevándola hasta el plano humano de forma etérea, extendiéndose en infinitos tonos grises y desplegándose como un velo blanco.
Los artistas nórdicos nacidos y crecidos en este ambiente lumínico, han hecho suya una manera sensible de tratar esta luz. Así, la luz nórdica es susceptible de ser estudiada, controlada y tratada incluso en ambientes de condiciones diferentes.
El pintor danés Vilhelm Hammershoi retrató esa luz tan intensa como indiferente a lo que ilumina en su obra a finales del s. XIX. Sus cuadros insinúan las formas mediante grises que reemplazan los colores, y el resultado final surge de la observación minuciosa de los efectos lumínicos.
A nivel arquitectónico, Verónica escribe que “el concepto de luz en arquitectura recae en las sombras. La luz es representada como la ausencia de sombras. La oscuridad es el fondo sobre el que la luz se recorta y, así, existe”. La luz del norte no se opone a la oscuridad, sino a la transparencia. Las sombras meramente se insinúan, aquí el concepto de luz recae en lo luminoso.
El maestro Sverre Fehn muestra este contraste en el Pabellón Nórdico para la Biennal de Venecia, arquitectura nórdica en un lugar lejano pero con la exitosa creación de una atmosfera bañada por luz suavizada. Para conseguir tal efecto, Sverre Fehn trabaja una estructura de vigas entrecruzadas que dejan entrar la fuerte luz mediterránea de forma tamizada, imitando la tenue luz nórdica.
De hecho, la desnudez y la pureza formal que caracteriza la arquitectura nórdica se ve compensada satisfactoriamente por la densidad de esta luz que cubre todas las formas, unificando espacios y objetos sin distinción y armonizando interior y exterior, usando como referente los bosques nórdicos donde la densidad natural filtra la luz creando un ambiente casi onírico.
La luz reafirma una identidad común. La narrativa se recrea en un paisaje nórdico sometido a la sutileza de su característica luz, aquella que disuelve volúmenes y equilibra la vida con la naturaleza.
Un mundo en el que la luz controla a las sombras.
Nada más y nada menos.
“Entre la naturaleza y la tecnología, gana la naturaleza”.
Sverre Fehn
Referencias:
- ORDEN, Verónica: La luz nórdica: es el tema. Revista Diagonal, septiembre 2011.
Autor del post: Sergi Sauras
Aprendí sobre arquitectura en Barcelona, pero hoy escribo desde una escuela de diseño de los Estados Unidos con vistas al Mar Mediterráneo. Mi web www.sergisauras.com
Me ha gustado mucho tu articulo sobre la luz Nórdica. .
Muchas gracias, Carlos!
Para profundizar en el tema, te recomiendo este libro:
http://www.thamesandhudson.com/Nordic_Light/9780500291375
Saludos!