Hace unas semanas tuve la oportunidad de pasar unos días en Madrid de una forma inusual. Pasarme cuatro días visitando lugares y proyectos donde el material cerámico es protagonista de una forma singular.
No os asustéis, también incluyo en mis viajes, disfrutar de lugares castizos donde poder disfrutar de una caña bien tirada, descubrir tiendas de productos especiales regentadas por personas con muchas ganas y un especial acercamiento al mundo del diseño o quedar con amigos que siempre me sorprenden con tapas y lugares que no había visto jamás….aunque a veces yo a ellos también.
En fin, volvamos a lo importante, el Madrid cerámico. En este caso, cinco proyectos centraron mi atención, el Colegio de Arquitectos de Madrid, Platea, El Huerto de Lucas, el mercado de San Antón y el hotel Only you.
El primero en contarme su historia fue la nueva sede del Colegio de Arquitectos de Madrid “LASEDE” como ha sido bautizada. Accedí a él por la calle Farmacia y creo que fue una buena elección.
Conforme te vas acercando, ves como el reducido Skyline de la calle se va recubriendo de celosías cerámicas, el reflejo del sol en sus paredes esmaltadas te indica que algo pasa. Te detienes y a través de un minúsculo pasillo accedes a un escondido jardín interior.
Escoltado por las fachadas de tres edificios donde el vidrio, el acero y las celosías cerámicas esmaltadas centran toda la atención, este espacio se convierte en un pequeño descanso del ajetreo de la ciudad.
Cómo no, mi atención se centra en la impresionante línea de celosías que recubre parte de la fachada del edificio destinado a equipamientos municipales y toda la parte inferior del volumen que configura el restaurante Bosco de Lobos.
Me llama la atención el efecto de aguas que realizan estas piezas, parece que a lo largo del día estén siempre en movimiento. El reflejo del esmalte y la variación tonal de blancos a tonos rosáceos son los encargados de generar este efecto.
Tras contemplar el proyecto de forma general, me acerco y lo analizo más en detalle. Estamos frente a una pieza de 20x20x10 cm, esmaltada en tonos blancos y con una forma típica e inalterable en el tiempo. Se encuentra sustentada por la estructura de acero vista del edificio y supongo que por una serie de varillas intercaladas, a través de las juntas entre piezas.
Los orificios practicados en sus cuatro esquinas y el rebaje en todo su perímetro, son los distintivos de este tipo de piezas.
Disfruto tirando fotos de detalle de las piezas y viendo a través de ellas cómo una familia hace muecas y saluda cada vez que hago un disparo que la cámara. ¡Quien no ha hecho algo parecido cuando apareces cómo artista invitado en el fondo de una foto eh!
Mi siguiente destino, el nuevo centro Platea, definido por ellos mismo como, “un espacio único de ocio gastronómico…un punto de encuentro donde cada detalle tiene sentido” y yo me voy a centrar en esto último…aunque también disfrute de su parte gastronómica.
Si tuviera que definir la actuación cerámica en este espacio, la definiría cómo desapercibida pero con una personalidad capaz de impregnar todo el espacio y sorprender cuando de verdad te fijas en los detalles.
Entras en Platea y todos los sentidos se centran en contemplar la transformación de un teatro en un centro gastronómico y de ocio. Los puestos de alimentos, zonas para tapear, restaurantes, el espacio central majestuoso y el escenario posicionado a media altura, ocupan toda nuestra atención.
Pero toda esta grandiosidad, exquisitez, calidad y mezcla de experiencias, tiene un elemento común que hace que se unifiquen en un mismo sentido, si amigos si, estoy hablando de mi querida cerámica en su estado más puro.
Todos los espacios tiene algún detalle cerámico, en algunos sitios más, en otros menos, pero siempre hay un referente cerámico que acompaña a la esencia de cada actividad. Y todos con un denominador común, acabado artesanal.
Si entras por la zona de mercado y consigues no fijarte en los alimentos, descubrirás que todas sus paredes, columnas y dispensadores están revestidos con piezas 7,5×15 cm esmaltadas en blanco y negro, salpicadas de vez en cuando con revestimientos cerámicos de 15×15 cm en colores blancos y grises.
Además, los distribuidores de esta zona, sus accesos a las distintas plantas y la entrada a la zona central de Platea siguen el mismo protocolo pero cambiando los colores blanco y negro por marrones en determinadas zonas de acceso.
La sensación es cómo si estuvieras caminando por una antigua estación de metro londinense pero en lugar de acceder a distintos espacios exteriores accedes a distintas actividades culinarias.
Pero donde realmente compruebas que todo está recubierto con detalles cerámicos, es cuando entras en la zona central del teatro. Un mar de estímulos invade tus sentidos, luces, el ajetreo de gente, proyecciones, olores, sabores, música, y sobretodo, la amplitud del espacio, centran toda tu atención, en un primer momento…quieres saborear las sensaciones que te produce el ver algo por primera vez porque sabes que nunca volverá a ser lo mismo.
Bueno, pues cuando ya estás mimetizado con el entorno y eres consciente de los pequeños detalles, es cuando descubres la cerámica.
El primero de ellos y el más evidente, es el de la pared curva enfrentada al escenario. Un revestimiento cerámico desarrollado a mano, esmaltado en verde y con relieves lineales, convierte toda esa zona en un mar de reflejos y cambios de tono. Efecto espectacular que acompaña el juego de luces generado por las actuaciones en vivo realizadas en Platea.
Una vez baja la cabeza y dejas de observar la amplitud del espacio y sus efectos, focalizas tu atención en los puestos que hay alrededor del espacio central. Todos te brindan la oportunidad de acompañar tu descanso con una tapa, una cerveza o una copa de vino y todos ellos tienen detalles cerámicos.
Por ejemplo, A mordiscos nos presenta sus productos a través de dos composiciones en formato 10×20 y 7,5×15 en tonos azules, jugando con la escala para aumentar el efecto profundidad.
O el espacio que se encontraba en un lateral debajo del escenario, donde el mundo del jamón se viste de gala y acompaña su exquisitez con baldosas hexagonales esmaltadas en tonos dorados y piezas de 7.5×15 cm esmaltadas en color negro brillantes.
En fin, toda una serie de actuaciones cerámicas que nos obligaron a sentarnos en uno de los bares, pedir una tapa y una cerveza y con el sonido de fondo del grupo que actuaba esa noche, finalizar la primera parte del viaje al Madrid cerámico.
Así que, los que estéis por Madrid y no os hayáis fijado en esos detalles cerámicos, tomaros un respiro y disfrutar de ellos con una buena tapa, una caña y buena compañía.
Yo, por mi parte, me moriré de envidia y seguiré pensando en los otros tres proyectos y cómo compartirlos con vosotros para que sigáis disfrutando del Madrid cerámico.
Sobre el autor: Miguel Bartolomé
Me gusta la cerámica… como material, como producto, como parte de la arquitectura y como parte de mi vida… (Nací, crecí y trabajo en el lugar donde se diseña y fabrica la cerámica que llega a gran parte del mundo). Más de 14 años colaborando con arquitectos e interioristas en el diseño y desarrollo de productos cerámicos, 4 años de profesor de Diseño cerámico y Expresión Gráfica en la universidad de Castellón y tratar la información técnica desde el punto de vista de un diseñador industrial, han generado una cantidad de información que a través de este blog puede llegar a un público creativo que sabrá sacarle partido y exprimir el material cerámico en sus proyectos.
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Buena colección de sitios, la próxima vez le echaré un ojo. El centro Platea está precioso, la verdad, buen equilibrio.
Gracias Jorge, disfruté mucho visitándolo y seguro que hay muchos más por descubrir.
Buen finde
Hola, tenemos rincones en las grandes ciudades que nos son totalmente desconocidos y muy curiosos.
Gracias por darlos a conocer.
Un saludo.