‘Breves Impresiones Monomaníacas’ (elaboración propia)
Desde hace unos años, parece que el término smart city está consiguiendo aglutinar la relación entre las tecnologías del siglo XXI y su despliegue en la ciudad (FERNÁNDEZ, M. 2014). Pero esta implementación se está, a su vez, encontrando con varias incidencias:
- Escaso diálogo/colaboración con las disciplinas de conocimiento que estudian el fenómeno urbano (urbanismo, sociología, ecología…)
- Confusión entre demanda de servicio público (necesidad colectiva) y oferta de producto comercial (estrategia empresarial)
- Sistema Smart aún no del todo integrado en el ciclo global de los servicios públicos.
- Falta de participación de otros agentes sociales (tercer sector, activistas, living labs, diseñadores de interacción) en el debate institución/proveedor.
- Visibilidad básicamente mediática (marketing urbano, eventos como congresos, seminarios, publicidad comercial, etc.) y no tanto integrado en el funcionamiento sistemático de la Ciudad.
- Concepto global pero implantación parcial. Solemos asistir a un modelo estándar cuyo esquema es un gran cuadro general de mandos de control (administrado por la autoridad urbana) sobre las que se van colgando (conectando) una serie de verticales de soluciones a demanda, sin que se advierta un criterio estratégico conjunto e integral (monitorización del transporte colectivo, iluminación pública, ‘gobierno abierto’,…).
Esquema básico solución Smart Cities (https://www.esmartcity.es/)
Sin embargo es creciente el número de proyectos de renovación y mejora de infraestructuras y servicios públicos urbanos que incorporan esta componente tecnológica conectada, tanto en ciudades grandes como en pequeñas poblaciones (Smart Grid o red eléctrica inteligente, tráfico, seguridad ciudadana, gestión de emergencias, liberación de datos públicos espaciales,…). Y ello contribuye, sin duda, a la optimización de la gestión municipal. En el caso concreto del urbanismo, esta gestión conectada inteligente confiere al planeamiento un potencial mucho más dinámico, permitiendo una más precisa modelización y visualización del funcionamiento urbano y de sus proyecciones (ejemplos: MIT Senseable City Lab y Space Syntax), pudiendo completar su cruce con otras realidades sectoriales (actuaciones de otras administraciones, afecciones patrimoniales, mapa de riesgos…) y así configurar una ordenación más eficaz y coherente.
Pero no sólo la Ciudad, en el sentido institucional (gobernanza), sino que la Ciudadanía, en cuanto a protagonista material, ve mejorada la información urbanística a la que tiene derecho (aplicaciones móviles, georreferenciación, sensorización del tráfico, procedimientos telemáticos de comunicación,…), con lo que se facilita, además, su papel activo, como participante real, en la ordenación y gestión del medio urbano (artículos 4.1.c. y 5.c. del Texto Refundido de la Ley de Suelo y Rehabilitación Urbana aprobado por Real Decreto Legislativo 7/2015, de 30 de octubre).
Ante este escenario, nos encontramos con la oportunidad de consolidar esa cooperación Ciudadanía-Administración-Empresa en la búsqueda de nuevas y mejores soluciones urbanas.
La socióloga Saskia Sassen (Premio Príncipe de Asturias 2013) habla de «urbanizar» la tecnología para llegar a las necesidades de los ciudadanos. Y de esa labor, ha de de beneficiarse en correspondencia también el tejido innovador, por supuesto. Pero hay que evitar ese error recurrente de reducir la Ciudad a un refulgente escenario Big Data de indicadores, avistado y controlado desde una sala de máquinas gubernativa. La Ciudad es un ecosistema infinitamente más complejo donde late, inestable y protagonista, la Ciudadanía.
Estudio y Guía metodológica sobre Ciudades Inteligentes (ONTSI. 2015)
Los urbanistas estamos familiarizados con la parametrización que modeliza intangibles como los usos del espacio público, pero no hacemos sino manejar herramientas con el objeto de aproximarnos a una solución, partimos de algo que sólo es el material para intervenir críticamente en el territorio, por lo que con la sistematización inteligente en absoluto termina nuestro trabajo. La vida trasciende de la pantalla, discurriendo por un medio incierto y en ocasiones desconcertante. El urbanista que no salga de esa ‘sala de máquinas‘, a impregnarse de la vida realidad, con seguridad formulará un modelo urbano sesgado. Nos enfrentamos juntos a un reto social y democrático: hacer efectivo el Derecho a la Ciudad. Un medio propicio para conseguirlo, sí, es la participación/colaboración en la innovación socio-tecnológica. Pero si queremos ser eficaces en la materialización de tal facultad, ese relato, aún en construcción, debería ser dirigido por la Ciudadanía.
Conjunto Histórico de Cáceres . Una vista desde la Ribera del Marco (Imagen propia)
Bibliografía citada:
Fernández, M. (2014). «La desilusión de las «smart cities». está sucediendo, pero no en la forma en la que nos lo han contado». Papers (57), 71-79.
Sobre el autor: Carlos Sánchez Franco
Arquitecto del lejano oeste peninsular, título forjado en un extinto plan setentero. El sector público como principal pagador. El urbanismo como principal tarea profesional. De fatal inclinación por los interrogantes. Puedes seguirme en mi cuenta de Twitter.
Hola a todos los lectores,
Mi aportación a las smart cities es que debería enfocar más esfuerzos a la cohesión social, participación en la calle para dinamizar la actividad de forma local, desde los barrios. Para esto hay muchas y buenas experiencias CPTED que lamentablemente en España no solo no se aplican sino que una gran mayoría de los urbanizadores, ni siquiera las conocen. Una ciudad inteligente es aquella que enfoca sus desarrollos al beneficio de sus ciudadanos y no la que se deja influenciar por los lobbies tecnológicos.
Con respeto hacia todas las sensibilidades.
Muy de acuerdo con lo que comentas, José Ángel. Gracias.
Interesante artículo, Con tanto avance (socio) tecnológico es importante pararse a reflexionar sobre estas cosas…
Gracias por el comentario
Muy buen artículo! Creo que ni desde la administración ni desde la ciudadanía se tiene ningún respeto por la disciplina del urbanismo. Hay que concienciar a las personas de lo importante que es tener buenos gestores de infraestructuras públicas, ya sean construídas o de IT. La gestión de la IT urbanística en manos equivocadas supondría una grave amenaza para los derechos de los ciudadanos. Esperemos que no hagan modelos de inversión y promoción similares a los de construcción, porque entonces lo llevamos claro…
Aquí os paso un artículo (para público no especializado) que he escrito a este respecto.
http://agente10.com/ciudades-inteligentes/
Felicidades de nuevo por el post.
Gracias por el comentario. Muy bueno el artículo enlazado de ‘Gente 10’
Muy interesante el artículo, poniendo de relevancia que con el urbanismo (ya sean smart cities, ya sea arquitectura bioclimática, ya sea… etc) no estamos ante una disciplina aislada sino que hay innumerables factores que influyen en ella… y, al mismo tiempo, influye en otros tantos.
Muchas gracias por el post.
Gracias a ti por el comentario