Desde que en 1999 se tiraran abajo los Laboratorios Jorba de Miguel Fisac, conocidos sobre todo por la torre que le daría la popular denominación de Pagoda, mucho se ha escrito en estudios y artículos que se han prodigado más en lamentar el vergonzoso episodio que en intentar darle la vuelta a la situación y buscar o proponer su posible restitución. Y es que, desde un punto de vista quizás algo romántico, se considera la reconstrucción de un edificio poco menos que como una falsificación. Esto, que podría ser así en casos de cierta antigüedad o en los que una mano más artesanal hubiera dejado su impronta (por poner un ejemplo excesivo, constituiría algo abominable recomponer el Partenón de Atenas con reproducciones exactas de las piezas que ha perdido o devolverle sus colores originales), no tiene tanto sentido en el caso de obras arquitectónicas contemporáneas, de factura industrial y de las que se conserva toda la documentación al detalle, que se pueden reconstruir tal cual han sido y en las que el paso del tiempo ni siquiera habría dejado la más mínima huella de haber incluso seguido en pie.
A este respecto, desde la página de Miguel Fisac en Facebook, y tras el décimo aniversario de su muerte, se está promoviendo ahora la reconstrucción de la Pagoda en los terrenos del Antiguo Hospital del Aire en la Ciudad Lineal de Madrid con una propuesta, bajo el provisional título de “Centro Soria-Fisac de Urbanismo y Arquitectura”, para llevar a cabo una suerte de espacio museístico, formativo y potenciador en ambas materias.
Laboratorios Jorba, la Pagoda – Miguel Fisac
He aquí, en resumen y punto por punto, una serie de motivos por los que podría ser conveniente que algo así se pusiera en marcha, o que al menos con ello se abriera debate:
- Porque, en primerísimo lugar, la demolición fue un despropósito y una absoluta injusticia de la que Madrid se sigue lamentando año tras año (y van diecisiete). A día de hoy ni siquiera están del todo claras las razones por las que se procedió a ello. Con todo, el de los Laboratorios Jorba, pese a la poca antigüedad que pudiera tener en el momento de su aniquilación (antigüedad que muchas veces parece ser lo único que confiere valor a una obra), se convirtió en un conjunto arquitectónico emblemático que jamás debió ser demolido y cuya pérdida, por desgracia, parece que se podría mantener perenne en el ámbito cultural como ejemplo paradigmático de lo que no hay que hacer. Dicha mancha en el historial de Madrid, en cambio, se podría resolver de una vez por todas con una responsable y mucho más que simbólica reconstrucción.
- Porque, por su parte, el área que ocupaba el Hospital del Aire, unos terrenos de titularidad pública, pertenecientes al Ministerio de Defensa y a muy poca distancia del emplazamiento original de los Laboratorios Jorba, supone una oportunidad única para su reconstrucción y para que se dignifique también esa obra maestra del Urbanismo a nivel mundial que fue la Ciudad Lineal de Arturo Soria, cuya historia e importancia, en el fondo, es posible que ni los propios madrileños conozcan del todo. Sería, además, un bonito homenaje para el centenario de la muerte del urbanista en el año 2020.
- Porque a la obra de Fisac se la ha echado de menos desde el primer momento de su desaparición. Era un edificio, como se llegaría a demostrar aún más tras su demolición, muy querido por todos los madrileños. Y a ese área militar abandonada del Hospital del Aire que se encuentra tan próxima se le busca aún, después de tanto tiempo, un uso apropiado. Esta doble coyuntura puede ser irrepetible y habría que aprovecharla.
- Porque Madrid va necesitando un espacio definido y estable que se pueda dedicar al Urbanismo y a la Arquitectura. Por ahora, estos ámbitos son tratados de manera eventual por instituciones como el COAM o la Fundación ICO, pero falta un lugar permanente que vaya más allá de propuestas personalistas, algo perniciosas para el Patrimonio y bastante turbias en lo económico y lo político como podría ser el ejemplo del Museo Ambasz. En este sentido, Madrid se comporta como si fuera una ciudad pequeña.
- Porque la Ciudad Lineal, pese a su tradicional fama de “barrio rico”, es una de las zonas de Madrid con menor oferta cultural, y el espacio que se creara con la reconstrucción podría constituir un eslabón más en un posible eje turístico del Este de Madrid que fuera de la Plaza de Las Ventas hasta la Quinta de los Molinos, la de Torre Arias y la Alameda de Osuna, con esa merecida revitalización que se le quiere dar en la actualidad a El Capricho.
- Porque, en teoría, hay dinero para ello. Una pequeñísima parte de esa liquidez pública y privada que se iba a dirigir a macroproyectos urbanísticos pueden dedicarse, tras la suspensión o la considerable disminución de los mismos, a un plan menos especulativo y con una vocación de mayor interés general como el presente. Además, sería algo que dinamizaría bastante la zona, llenando ese enorme vacío que conforma ahora el ausente Hospital del Aire, con una más que probable repercusión en el empleo y el comercio local, así como en el ámbito turístico.
- Porque la reconstrucción de la Pagoda no sería una impostura. Se conservan todos los planos e instrucciones para repetirse el mismo edificio. Incluso, ya de paso, se podría adaptar a esa legislación actualizada a la que, de no haberse demolido, habría tenido que someterse de igual manera en cuanto a sostenibilidad, accesibilidad o seguridad. Hay hasta quien ha planteado que, con la revolución técnica de estos últimos años, hasta se podría probar para su reconstrucción la impresión 3D. En cualquier caso, lo que saldría, y hay que insistir en ello, sería el mismo edificio. Valga en este caso el ejemplo de Beethoven: No porque no esté vivo se va a dejar de interpretar su Novena Sinfonía y seguirá siendo la suya, que ahí están sus instrucciones en forma de partituras de cómo debe hacerse. Con los planos arquitectónicos, sobre todo con obras tan cercanas en el tiempo, pasa lo mismo.
- Porque no sólo supondría la recuperación de la Pagoda o de los terrenos del Hospital del Aire. Al proyecto se le podría incluir como edificio anexo, por ejemplo, el también maltrecho Pabellón de Bruselas o de los Hexágonos, obra de Corrales y Molezún, que va camino de convertirse desde hace ya tiempo en otra vergüenza para Madrid en materia de Patrimonio. De hecho, la iniciativa podría convertirse en todo un elemento alentador de la riqueza histórica y arquitectónica de Madrid, una recuperación de amor propio que tanta falta hace ante unas instituciones que, por lo general, se han desentendido de su identidad cultural.
- Porque, en pocas palabras, “Madrid es más Madrid con su Pagoda que sin ella”.
- Y porque, en definitiva, no sólo es que se pueda, es que se debe, y ésta es una deuda que tiene el Ayuntamiento de Madrid con la ciudadanía entera tras el despropósito que supuso la demolición del conjunto.
Centro Soria-Fisac de Urbanismo y Arquitectura
Frente a todo esto, se podrán aducir, y es seguro que se aducirán, excusas económicas o burocráticas. El mayor problema, sin embargo, es el primero que habrá que combatir en casos como éste, la muy probable falta de voluntad política. No es algo insalvable, y para ello habrá que insistir en propuestas factibles, necesarias, convenientes y enriquecedoras. La aquí presente sería un tímido intento para acercarse a ello, y aunque podrá ponérsele algún pero, o muchos, en general resultaría algo muy positivo y haría olvidar, por fin, ese desagradable capítulo para Madrid que fue la desaparición de la Pagoda.
Para más información, se puede ver la iniciativa completa en http://soria-fisac.blogspot.com
También se ha habilitado un espacio para recabar apoyos: https://decide.madrid.es/proposals/11848-centro-soria-fisac-de-urbanismo-y-arquitectura
Autor: Javier Rodríguez Cabello
Que la reconstruyan y que le den una vuelta al concepto, estaba genial pero se puede incluso mejorar (que la sucesión de pisos formen pirámide por ejemplo).