No he podido dedicarle mucho tiempo a la lectura últimamente pero sin duda lo que más he disfrutado es La Casa de Daniel Torres. Un libro que mezcla texto, ilustración y cómic. Me lo recomendó un amigo aficionado a la arquitectura, el Sr. B de Metrópoles Delirantes, y me fui directo a una biblioteca a pillarlo. Coincidió además que pude visitar una exposición con dibujos originales que trajo en agosto el Viñetas desde o Atlántico. Supuse se trataba de una historia de la vivienda. Pero en realidad va más allá, es una crónica del habitar con esas cuatro paredes como referencia.
La Casa de Daniel Torres, crónica de una conquista
Para quienes nos dedicamos a la arquitectura sin duda el tema promete. Iglesias, castillos, plazas… Quizás sea solo mi caso, pero salvo ejemplos aislados como ‘la casa romana’, hasta llegar al XIX la vivienda no se estudiaba. Será porque no las firmaba ningún arquitecto. El propio Daniel Torres reconoce su sorpresa por el vacío editorial existente que descubrió mientras se documentaba.
Resulta un placer asaltar la intimidad de los protagonistas en cada época. El libro se detiene en diferentes épocas desde el neolítico hata el siglo XXI. Nos muestra esas casas de forma descriptiva pero sobre todo incide en el papel que juega ese artefacto construido en la vida de las personas. Y según evoluciona la estructura social, la política, la economía… la vivienda se adapta a nuevos ideales y usos.
En La Casa cada capítulo tiene su parte de cómic, de ilustración y de texto con peso desigual en cada uno. Hay mucho que contar y resulta una forma amena de narrarlo. El dibujo es sobre todo descriptivo. No siempre son plantas o alzados, no siempre son secciones y no siempre son vistas. A veces incluso ni siquiera la vivienda es lo más importante. Pero acabas cada capítulo con una idea muy clara de cómo eran y a qué respondían. El grafismo también evoluciona adecuándose al espíritu de cada época.
La edición es exquisita. Tapa dura y papel de calidad. Un señor libraco. Tanto que, por ponerle una pega, casi te obliga a leerlo sentado en una mesa. Lo intenté en el sofá un par de veces y no hacía más que cambiar de postura. Vale lo que cuesta. Yo ya lo he añadido a la carta de reyes.
Qué descubrimiento de blog! La «Casa» de Daniel Torres tiene muy buena pinta!
Gracias por la mención Juan. Te puedes creer que la descubro aún ahora. 😉
Gracias a ti!