Todo puede pasar al doblar una esquina. No obstante, la contingencia en arquitectura es, muchas veces, un concepto ideal muy difícil de perseguir, pues una de las bases que sostienen la práctica del diseño arquitectónico es contraria a la misma: la de la búsqueda de un orden conciso. Cualquier proyecto, construido o no, existe, en mayor o menor medida, inmerso en una jerarquía que organiza sus espacios, las relaciones entre estos en sus planos y cuáles tendrán un papel protagonista en el relato de la obra. Esto, que Louis I. Kahn conceptualizó en forma de la ya sempiterna dicotomía entre espacios servidos y servidores —The auditorium wants to be a violin. Its lobby is the violin case (The Room, the Street and Human Agreement)—, y que a día de hoy sobrevive casi como un dogma, es en realidad un factor limitante que impide a los espacios alcanzar su verdadero potencial.
Pese a que esta dualidad tiene unas profundas raíces que se entierran cientos de años en el tiempo, alcanza su plenitud cuando se acuña el término espacio poché en el seno de las escuelas de Beaux Arts del XIX. El espacio bolsillo —traducción literal del francés— es aquel que engloba todo el espacio no representativo, todo ámbito que no forme parte de la puesta en escena imaginada en la concepción del proyecto. Las estancias principales, las servidas, son en esta visión como la gema engarzada en el soporte necesario para que luzca, sea apreciable en todo su esplendor y, ulteriormente, funcione. Con todo ello, y volviendo a esa contingencia que abre el texto, esta forma de entender los edificios prefija una forma única de ponerlos en uso, que generalmente se corresponde con la visión del diseñador, dando poco margen a variaciones y sorpresas.
Ilustraciones 1 y 2: Planta de las termas de Vals, Peter Zumthor, 1996. Un poché contemporáneo.
La jerarquía es, a pesar de todo, prescindible. Su abandono requiere, eso sí, un cambio de paradigma en la forma de concebir y pensar la arquitectura. Como epítome de una concepción sin jerarquía se puede traer a la palestra el proyecto que ilustra el inicio de este artículo, el centro de rehabilitación psiquiátrica para niños de Sou Fujimoto, finalizado en el año 2006 y situado en Hokkaido, Japón. Lo primero que salta a la vista al ver el dibujo seleccionado es que el edificio en cuestión se entiende mejor con un mapa que con un plano, pues estos tienen una capacidad limitada para expresar el desorden, lo incierto y lo variable. Lo que este proyecto propone es una constelación de lugares, una concatenación de puntos de vista y recorridos que esconden sorpresas a cada giro. Un mundo hecho de esquinas.
Para entender bien esta obra es preciso estudiar tanto sus antecedentes como el proceso creativo de su autor. Por un lado, durante sus primeros años como arquitecto, Sou Fujimoto recurre a un discurso teórico para erigir los fundamentos de su práctica. Sus ideas, recogidas en Primitive Future (2008), expresan una inquietud general con un cierto sabor iconoclasta, den entre las que destacan conceptos como la gradación, la cueva o la casa como ciudad y la ciudad como casa. En esencia, el arquitecto identifica una notable telescopicidad en la ciudad de Tokio, en la que, explica, los espacios se suceden por un proceso de gradación, formando una cadena que va variando en escala, desde los espacios más pequeños de una casa, hasta las amplias avenidas de la urbe, pasando por salas de estar, recibidores, rellanos, escaleras, patios comunes, callejones residenciales, calles de barrio, etc.
Ilustración 3: La casa como ciudad, la ciudad como casa. Telescopicidad del habitar contemporáneo. Sou Fujimoto, 2008.
Por otro lado, estas cadenas espaciales ya son ensayadas por el autor en su primera obra construida, un anexo para el hospital de Seidai en el que trabajaba su padre, terminado en 1999. Aquí, Sou Fujimoto ya ensaya con la eliminación de espacios puramente servidores al proponerse la eliminación de los pasillos y corredores. En una entrevista para Andreas Kofler, el arquitecto declara: «The intention was to don’t make a strong corridor, but just a sequence of living spaces. You couldn’t clearly see where the corridor and where the bed is.». A pesar de ello, y siendo un edificio de notable interés, la jerarquía y el orden siguen patentes en la planta del proyecto, en el que los espacios más grandes adquieren una mayor importancia respecto a los de dimensiones más reducidas. Es este, en esencia, un experimento más distributivo que compositivo.
En el centro psiquiátrico de Hokkaido es donde la idea adquiere plena potencia. Contrapuestos ambos diseños, este segundo proyecto parece más una víctima de la aleatoriedad y el caos que un abanderado de la oportunidad y la sorpresa, pero si se añade a la comparación el esquema primordial, aquel mapa, lo que se hace patente es que simplemente debe existir una correlación entre la idea de un trabajo y la forma en que se representa, grafía y expresa. Las fotos del interior del edificio terminan por desequilibrar la balanza del experimento —y esto es ya un juicio personal, al que cualquiera está invitado a discutir— del lado del interés.
Ilustraciones 4 y 5: Plantas del anexo del hospital de Seidai, 1999, y el centro psiquiátrico para niños en Hokkaido (2006). Sou Fujimoto.
Quizá el proyecto juegue con ventaja al tener un programa tan específico y gozar de una libertad notable, amparada por el cliente, como declara Fujimoto en la antes citada entrevista. Quizá los problemas que arrastre un diseño como este sean, en realidad, mayores y más pesados que las ventajas y alternativas que permite, pero esto solo sus usuarios diarios pueden confirmarlo. Lo que parece fuera de toda duda es que el microcosmos que esconden estas paredes blancas posee un irresistible interés, pues despierta en uno el deseo de recorrerlo, de caminar esa red de recorridos desdibujados y coleccionar esquinas, sorpresas y rincones, y perderse en una deriva contenida en la que, a cada paso, estar siempre a la espera de lo inesperado.
Ilustraciones 6, 7 y 8: Exterior e interiores del centro de rehabilitación psiquiátrica para niños, Sou Fujimoto, 2006.
Sobre el autor: Hugo M Gris
Arquitecto por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y Máster por la ETSAB, me interesan todo aquello que me ayude a entender cómo funcionan las cosas. Me encantan las historias y las consumo en cualquier medio que me salte al paso: cine, cómics, videojuegos, etc, con el sueño de poder ser yo quien las cuente algún día.
Precioso!
Quién pudiera ir a visitarlo…