De todos los ismos, el dadaísmo está entre los que más difícil me resultan de comprender. Que si antiartístico, antiliterario y antipoético. De ser así, para ser consecuente con sus propios principios, debería recharzar toda forma de expresión artística ¿no? Pero es que también rechaza cualquier principio, incluso las leyes de la lógica. Es más bien una forma de pensar, una ideología. Para entenderlo un poco mejor me ha resultado de ayuda escuchar las instrucciones de Tristan Tzara para hacer un poema dadaísta (a partir de 1 minuto 18 segundos).
Cómo hacer un poema dadaísta por Tristan Tzara
En traducción libre:
Para hacer un poema dadaísta coge un periódico, unas tijeras, y escoge un artículo de longitud similar al poema que quieras hacer. Recorta el artículo. Después recorta todas las palabras que lo conforman e introdúcelas en una bolsa. Agítala suavemente. A continuación coge cada una de ellas y colócalas una tras otra en el mismo orden en el que salieron de la bolsa. Copíalas concienzudamente. El poema te definirá como eres. Aquí estás, convertido en todo un escritor. Original hasta el infinito y dotado de una encantadora sensibilidad, aunque incomprendido por los ingnorantes.
Los poemas no se escriben, se hacen. Sutil diferencia. Es un ejemplo de cómo empezar a cuestionarse todo para después provocar y burlarse. De todo y de todos. Del arte, la poesía, las convenciones y el mundo burgués. En cierto modo me recuerda el comentario típico de mucha gente ante ciertas obras de arte moderno. “Eso lo hace un niño de tres años”. Este tipo de comentarios cuestionan la obra, pero no el arte. Hace cien años su intención iba mucho más allá.
El vídeo que acompaña este artículo es un fragmento del documental Europe After the Rain de 1978. Narra la transición del movimiento Dada al surrealimo. Cómo el segundo es heredero directo del primero, y me ha ayudado ante la dificultad que confesaba arriba ante el dadaísmo.
Vía Open Culture
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