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La vivienda ha ido cambiando a través de los años, menos metros cuadrados a mayor precio con un salario paralizado en una cultura con la tendencia a acumular, decorar, agregar y que le cuesta desechar.
¿acaso es predeterminado el modo de construir la vivienda con el fin de cambiar la cultura a una sencilla donde el minimalismo sea parte de nosotros?
¿es que nosotros deberíamos adoptar el minimalismo y dejar las raíces para aprender a aprovechar el espacio que se nos ofrece con el fin de vivir con una mejor calidad de vida?
Año 2016, México es el país que más trabaja y menos gana según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), han pasado dos años desde que se realizó esa investigación y la situación no parece haber cambiado, se han seguido trabajando horas extras sin recibir pago alguno, sin un aumento de salario significativo y sin conseguir la garantía de conservar el que se tiene.
“Si no te gusta tu trabajo, renuncia” una frase que hemos escuchado y que seguramente la hemos dicho nosotros mismos pero que en realidad muy pocos toman, desde mi punto de vista, esto se debe al miedo por el desempleo y, ¿por qué no tenerlo? Después de todo, el tiempo promedio que le toma a un mexicano conseguir un empleo formal oscila entre los tres y diez meses, si es que sé es profesionista, según las estadísticas de la consultoría internacional en capital Humano ManpowerGroup.
Entonces, conseguir uno nuevo toma tiempo y dinero, dos elementos que se desvanecen más rápido de lo que hubiéramos deseado y al revisar lo que el Reporte de Economía y Desarrollo 2017 del Banco del Desarrollo de América Latina publicó, la intención de continuar con la búsqueda de uno nuevo con el propósito de adquirir una vivienda puede apaciguarse o incrementarse según la perspectiva del mismo pues, según su análisis, las familias mexicanas promedio tuvieron que haber ahorrado el 30% de sus ingresos durante 70 años para conseguir una casa de tan sólo 50 metros cuadrados lo que hace fácil comprender por qué el mexicano se preocupa por adquirir patrimonio, conservarlo y heredarlo, porque conseguirlo, es un logro.
Al darse cuenta de lo anterior, los constructores de viviendas de interés social dieron como solución disminuir el tamaño de la vivienda con el propósito de evitar aumentar el precio de las mismas y permitirles a los ciudadanos adquirirlas a partir de los créditos hipotecarios máximos posibles a ofertarles por parte del Estado, según reporta la consultoría Softec, siendo introducido dentro de nuestro estilo de vida, la vivienda como el espacio mínimo necesario para hacerlo habitable. Incorporando los pies de casa que cuentan con una recámara, un baño completo, cocina, sala-comedor y un patio de servicio, con medidas mínimas para garantizar circulaciones y la integración de mobiliario.
El único problema a su análisis para la solución del mismo es, desde mi punto de vista, la falta del conocimiento de las actitudes, costumbres y tradiciones de la cultura mexicana basada en el tradicionalismo y maximalismo que se vive en las familias y que al parecer los constructores de estas viviendas pasaron por alto, ya sea por ignorancia, apatía o ambas.
“La acumulación de bienes es un intento psíquico de estar preparado para cualquier cosa”, palabras de Óscar Galicia, académico del departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, quizá es una medida de adaptación que nosotros hemos tenido que adquirir con el fin de asegurar nuestra supervivencia, quizá acumulamos para vender en caso de necesidad o simplemente por si el momento de utilizar alguna de nuestras pertenencias innecesarias llega a convertirse en necesaria, aun cuando en nuestro interior sabemos que las posibilidades de que ocurra sean mínimas, ¿será por miedo a deshacernos de nuestras pertenencias?. No, no del objeto como tal sino del valor que representó su adquisición.
Estudios del sociólogo Arturo Morales Aguirre publicados en el Diario Local de la Ciudad de México, aclara que el ser humano en espacios reducidos tiende a “engentarse” y que puede conllevar a la violencia de todo tipo, así como evitar beneficiar la individualidad, ahora, considerando que al poco espacio que se nos ofrece le agregamos más objetos de los que deberíamos, los metros cuadrados se ajustan aún más y las sensaciones negativas aumentan.
No cabe duda que la cultura mexicana está llena de riquezas y colores, donde más es más, y más es mejor, pero en las viviendas que las familias mexicanas deben de vivir, tomar ese lema se complica al comparar la cantidad de usuarios y pertenencias que deben ajustarse a ciertos, más bien limitados, metros cuadrados. Llega, entonces, el punto de quiebre, donde los estragos de la compra de objetos innecesarios combinado con la acumulación de sentimientos negativos nos da como resultado la necesidad de “ampliar” el espacio. Obligándonos a desechar objetos, con el único fin de adquirir nuevos objetos.
Sin embargo, ¿por qué cuando desechamos uno de aquellos objetos no nos hemos arrepentido, ni lo hemos extraño, ni les hemos buscado un exacto remplazo? Porque sabemos que, en realidad, no los necesitábamos.
El japonés Fumio Sasaki, escribe en su libro “Goodbye things; cómo encontrar la felicidad con el arte de lo esencial” que para él se pueden distinguir dos maneras para considerar a una persona que vive de manera minimalista; la primera, es reducir nuestras pertenencias al mínimo; la segunda, es renunciar al exceso para poder concentrarnos en las cosas que nos importan de verdad. Nos propone durante el libro cómo aprender a deshacernos de nuestras pertenencias lo cual no solamente cambia nuestro modo de vivir sino también nuestra forma de pensar pues, asegura, que al no encariñarnos con los objetos se traduce a no encariñarnos con situaciones, actividades o espacios haciendo más sencillo salir de la zona de confort y emprender cosas nuevas.
Algunas de las razones por las que considero que el autor pudo adaptar este estilo de vida son su cultura y la zona geográfica en la que vive; la primera, porque la disciplina, el orden y la sobriedad son parte de su vida se les ha enseñado por sus padres y la sociedad que esa es la manera correcta de actuar por lo que pueden adaptar con facilidad distintos modos de vida si se lo proponen; la segunda, al vivir en Japón una isla de oriente que sufre de temblores, tsunamis y diversos fenómenos naturales, la devastación y pérdida también forma parte de ellos teniendo que adecuarse a las situaciones generando de una manera casi inconsciente que es mejor no aferrarse a los objetos porque en momentos de desastres los objetos son lo de menos.
Aprender a vivir con los objetos esenciales puede ser un paso difícil para cualquier mexicano pero si se puede dar el paso al cambio, le estaremos dando una oportunidad a otro modo de vida, otro que puede ser más saludable y feliz del que se tiene pero que no se puede conocer si no se intenta.
“Menos es más” una frase memorable del arquitecto y diseñador alemán Ludwig Mies Van Der Rohe, refiriéndose a construir y crear espacios con nada menos que lo esencial, generando espacios que provoquen la armonía y funcionalidad necesarias para permitirle al usuario, no solamente reducir los metros cuadrados al mínimo sino para aprovechar éstos a su máximo. La utilización de la luz y espacialidad a través de los materiales y formas rectas, líneas permiten cumplir con la sencillez del estilo sin afectar la funcionalidad, sensaciones o vivencias del mismo.
La solución al problema parece ser clara y simple, si es que las constructoras seguirán creando viviendas con dimensiones mínimas con el objetivo de ahorrar en materiales y espacio, las viviendas, por lo tanto, deben tener un diseño y materiales de calidad. Sin embargo, en la Encuesta Nacional sobre las Condiciones de Habitabilidad de la Vivienda realizada por la Universidad Autónoma de México (UNAM) en el año 2015, “para los mexicanos la mayoría de las [viviendas] que construye el gobierno tienen el problema de ser muy pequeñas, caras, de mala calidad, lejanas y con servicios deficientes” según Alicia Ziccardi, encargada de la realización de la encuesta; con este estudio, la solución al problema no es tan fácil como se había planteado anteriormente.
¿Estamos condenados a conformarnos con viviendas pequeñas y de mala calidad?
La implementación de un sistema de viviendas con un estilo minimalista debe comenzar por las constructoras que proveen las viviendas, es decir, si es que éstos desean gastar lo menos posible por dar una menor cantidad de metros cuadrados, deben de garantizar que el diseño y los materiales sean de calidad, no únicamente lo mínimo para habitarlo sino lo esencial para interactuar y apropiarnos del espacio. Los cambios no sucederán de la noche a la mañana sino hasta que la empatía y solidaridad opaquen la ambición, mientras tanto:
¿por qué no intentar sacarle el mayor provecho a ese espacio?
Que ya sea por elección u obligación tendremos que adaptarnos.
Autora: Ilse Beatriz Ventre García
Alumna de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Querétaro.
Buen diseño!
Excelente post.
No por tener un espacio pequeño significa que sea un lugar poco acogedor y por tener grandes superficies se va hacer un gran concepto. En ambos de se debe trabajar y en ambos se puede hacer grandes cosas. Mil gracias!
Creo que el minimalismo esta sobrevalorado. He visto casas grandes vacías y se lo achacaban al minimalismo, Me quede frió.
Y casas muy pequeñas que no tenían nada de lo cutres que eran y por educación tenia que callarme.
El minimalimo es un estilo el cual significa llenar espacios con muy poco y que siendo amplio y en muchas ocasiones frió el sitio fuera acogedor. Creo que en un foro como este, se puede explicar muy bien lo que es minimalismo.
un abrazo a todos
El minimalismo es un estilo que refleja la necesidad de aumentar el tamaño en una propiedad de pequeña superficie sin que se pierda su autenticidad.