Naturalmente, a la primera observación que haces, muy educadamente, al dibujo de cuadraditos, el cliente te dice que claro, que sí, que por supuesto, que él no sabe nada de esas cosas y que quien entiende eres tú. Pero ay de ti como se te ocurra cambiar algo.
Por supuesto que te dice que eso que te ha traído es solo un esquema de las habitaciones que necesita, y que a ti se te da mejor la distribución de todo eso, que para eso es tu oficio, y no solo te permite, sino que te anima a que cambies lo que consideres oportuno.
Pero el salón tiene que ir ahí, con dos ventanas, una aquí y otra aquí, y la cocina va al otro lado del pasillo, y luego dormitorio, baño, etc, todo en dos filas, una a cada lado del pasillo.
Es como si Einstein te trajera en un papelito la fórmula E=mc2 y te dijera: “Yo de esto no sé; cambia lo que a ti te parezca”. Lo mismo. (Es decir: Ni se te ocurra cambiar una coma. Bueno, un cuadrito).
Jamás cambiéis nada de un dibujito a mano alzada sobre un papel cuadriculado. Pasadlo directamente a escala, poned los grosores de muros y tabiques (ahí tendréis vuestro primer problema) y pensad dónde colocar algún pilar. Con eso ya vais servidos.
Lo que dice el cliente de que tú sabes más que él y espera ver tu aptitud se refiere a que espera que metas más jeribeques y chorradas que las que a él se le ocurren, que para eso has estudiado. Esto lo espera más en alzado que en planta. Él no te va a dibujar un arco carpanel, ni unas rejas de forja. Para eso es para lo que estás tú.
Le dices que un muro de carga de ladrillo más un aislante térmico tiene un espesor superior a esa línea que ha dibujado él, y que por tanto el salón va a ser algo más pequeño. Te dirá que no, que el salón tiene que tener seis por cinco metros cuadrados útiles y eso es irrenunciable, que lo resuelvas tú, y que se fía mucho de ti. Pero tampoco se los quites a ninguna otra habitación.
(Por supuesto, su croquis se pasa de edificabilidad, o de las medidas de la parcela, pero eso es problema tuyo).
Antes el problema era tan solo lo que ya he dicho hasta aquí. Ahora a eso se le añade otro: No puedes modificar nada del croquis del cliente porque os lo ha presentado a cuatro arquitectos para que le deis presupuesto, y tenéis que presupuestar todos sobre el mismo diseño para que él pueda comparar.
Y si finalmente ganas el concurso y te encarga el proyecto por unos honorarios irrisorios te pedirá después que no le hagas croquis, sino tresdés – ¡por el ridículo precio que le has pasado! – porque él los planos no los entiende.
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