El castillo de Sádaba data del año 1223, mandado construir por el rey Sancho III de Castilla, se emplaza en la comarca de las cinco villas, al norte de Zaragoza. Durante la edad media fue una situación fronteriza del reino de Aragón con el reino de Navarra, siendo una construcción militar, tipología Felipe augusto.
Felipe Augusto fue un rey francés que había estado en oriente durante la tercera cruzada y cuando regresa a España construye castillos de la misma manera que lo había visto hacer en oriente.
Junto con el castillo de Sádaba, el castillo de Alcañiz es una de las mejores muestras del reflejo en España de la tipología Felipe Augusto, en donde las plantas tienden a regularizarse y el terreno a adaptarse a ellas a través de la cimentación y los muros, para conseguir un pódium que debe ser horizontalmente uniforme, a diferencia de los casos románicos donde la estructura se adaptaba al terreno.
Su principal característica es la existencia de cuatro torres cuadradas, de altura similar en cada esquina, entre los cuales se elevan muros cortina de la misma altura y gran grosor. Las salas se mantienen paralelas a los muros, dejando un gran patio central en el interior y disponen de un sistema de cubrición mediante arcos diafragma. Consiguiendo este sistema una gran expansión y desarrollo en la arquitectura gótica.
Al castillo de Sádaba se le añaden dos torres más para sujetar los muros y otra más para la apertura de la puerta. Además de las salas y la capilla, dispone de un gran aljibe en la zona central, que recoja agua de un pequeño manantial.
Actualmente se encuentra restaurado y se mantiene en un buen estado de conservación. Cada una de las torres se conecta mediante una de serie de pasarelas de madera, que dialogan perfectamente con las preexistencias del pasado.
“La arquitectura nueva de las pasarelas con las preexistencias del castillo de Sádaba, no deben imponerse unas respecto de la otras. Lo importante no es lo nuevo ni lo “viejo”, sino los ambientes y atmósferas que se generan al interaccionar unas arquitecturas con otras”.
No se trata de meras adiciones, sino de interacciones multiplicativas, de reacciones simbióticas, de integraciones unitarias, en donde las unidades surgidas van más allá que los componentes que la incluyen, al generar sensaciones, percepciones y efectos de los elementos primigenios de las luces, materiales y construcciones, como valores atemporales”.
- Fuentes: José Antonio Martínez Prades, Los castillos y la tipología Felipe Augusto
- Fotografías: © Carlota Rodríguez Valenzuela
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