El 31 de octubre del 2020 se han cumplido 30 años, desde que el Museo Reina Sofía abriera sus puertas como Museo y para celebrarlo, el público ha podido verlo a lo largo de toda la jornada de manera gratuita.
Los visitantes han podido ver las obras emblemáticas de la Colección, y visitar las exposiciones temporales de los artistas españoles Concha Jerez e Ignacio Gómez de Liaño; las dos muestras que ha programado este año el Museo sobre arte sonoro: Disonata. Arte en sonido hasta 1980; Audiosfera. Experimentación sonora 1980-2020 y la instalación Niño de Elche. Auto Sacramental Invisible. Una representación sonora a partir de Val del Omar. Las dos sedes del Retiro: Palacio de Velázquez y de Cristal, también permanecerán abiertas con sendas muestras, la dedicada a Anna-Eva Bergman y Petrit Halilaj, respectivamente.
Coincidiendo con la celebración de este aniversario, en la sede central del Museo se podrá visitar, a partir del 11 de noviembre, una de las exposiciones más esperadas de este otoño: Mondrian y De Stijl, que ha sido organizada junto al Stichting Kunstmuseum den Haag.
Con la creación de este nuevo museo nacional, todos los esfuerzos se concentraron, no sólo en reanimar el panorama de la oferta pública del arte moderno y contemporáneo tanto en las colecciones permanentes como en las exposiciones temporales, sino también, en que llegara a convertirse en un centro dinámico, abierto a las nuevas tendencias. El Museo Reina Sofía surge con la voluntad de actuar como motor y animador de la cultura y la creación artística, respondiendo así a la vitalidad de la sociedad española con la irrupción de jóvenes artistas y nuevos investigadores.
Hoy el Museo Reina Sofía se encuentra inmerso en el gran cambio que nos ofrecen las nuevas tecnologías, un cambio que también ha venido impulsado por la actual situación y que nos sitúa en la época post-covid. Hoy trabajamos por una institución más sostenible, apostando por la digitalización, por el archivo en sentido amplio, por ser un museo conectado y, en palabras de su director, Manuel Borja-Villel:
“Un museo de afectos para cuidarnos y para cuidar”
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