¿Sabías que pasamos el 90% de nuestra vida en espacios interiores?
Es evidente que la calidad del aire de nuestros espacios interiores tiene un impacto directo en nuestro bienestar físico, mental y emocional y en nuestra capacidad de dar lo mejor de nosotros mismos. Es decir, afecta directamente a nuestra salud por tanto, es un aspecto importante a considerar en el edificio.
Se ha demostrado que la mejora de la ventilación constituye una medida efectiva para la lucha contra el COVID 19. Hasta ahora, la ventilación de los edificios está regulada por el RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios), por lo que existen unos requisitos mínimos. De hecho, y debido a la reciente situación de confinamiento a la que nos hemos visto obligados, la gente se ha dado cuenta de las deficiencias de sus viviendas a la hora de permanecer largas temporadas en el interior. Actualmente la calidad del aire interior está pasando de ser un plus a prácticamente una necesidad.
La calidad del aire interior está pasando a ser una necesidad
Si abrimos las ventanas para permitir la ventilación que recomendamos, nos vamos a enfrentar con otro tipo de contaminantes, los presentes en el ambiente exterior. Aquí influirá la ubicación de la vivienda, ya que hay mayor presencia de un tipo de contaminantes u otros según donde esté situada. En todo caso, no es una opción permitir la ventilación abriendo las ventanas y generando ventilación cruzada. Descartamos la ventilación libre ya que depende de la contaminación del lugar donde se ubique el edificio, tendremos mayor concentración de contaminantes en el ambiente exterior, o menos. De igual modo, las condiciones climáticas externas del edificio estarán contaminadas, además de no estar permitida por el CTE (Codigo técnico de la Edificación). Así mismo descartamos también la ventilación mecánica de flujo sencillo. Ya no dependemos de las condiciones climáticas para funcionar, estos sistemas utilizan un elemento mecánico, un ventilador, para garantizar el caudal de aire de ventilación; pero a pesar de esta mejora, no podemos abogar por un tipo de ventilación en la que siguen estando presentes el resto de deficiencias: no vamos a poder recuperar la energía del interior de la vivienda y no vamos a poder filtrar los contaminantes exteriores. Por tanto, de las diferentes opciones que podemos diseñar e instalar en viviendas actualmente nos centraremos en la ventilación mecánica de doble flujo, esto es, utilizamos dos ventiladores simultáneamente, uno para introducir aire fresco en el interior de la vivienda y otro para expulsar el aire viciado al exterior. Estos dos aires no se mezclan para no reintroducir olores ni contaminantes de nuevo al interior, pero si que se hacen circular por un intercambiador, donde recuperaremos gran cantidad de la energía que ya teníamos en el interior de la vivienda. Actualmente, este tipo de sistemas son idóneos para cumplir con facilidad varios requisitos del CTE, no solo de los requisitos de salubridad, si no que, además ayudan en gran medida con los requisitos de ahorro energético.
Ventilación mecánica de doble flujo para mejorar la calidad del aire
Una instalación de doble flujo llevará filtros en tres puntos: en la entrada del aire fresco, para evitar la entrada de contaminantes exteriores; en la entrada de aire viciado al ventilador, para proteger al mismo; y en las bocas de admisión, para proteger a los conductos de la entrada de suciedad que pueda acabar fijándose al interior de la red de conductos. De estos tres tipos, el que va a filtrar la entrada de aire del exterior cobra especial relevancia. En Europa, actualmente la clasificación de filtros se basa en la norma EN ISO 16890. Esta clasificación se basa en la capacidad del filtro de impedir el paso a diferente tamaño de partículas. Así pues, debemos elegir el filtro adecuado a nuestras necesidades. Si, por ejemplo, somos alérgicos a algún tipo de polen, debemos como mínimo, instalar un filtro intermedio, tipo ISO ePM1 70%, para evitar que éste penetre al interior de la vivienda.
Debemos elegir el filtro adecuado a nuestras necesidades
Dado que la filtración del aire permite la retención de partículas contenidas, se podría considerar esta como una medida de mejora en el interior de los edificios, además de una correcta renovación del aire interior, lo que abre la posibilidad de que el virus permanezca demasiado tiempo en el ambiente interior. De esta manera, se pone en manifiesto la idea de mejorar los filtros existentes. Existen sistemas como la fotocatálisis (o también conocidos como filtros catalíticos) que permiten tratamientos de radiación UV sobre un catalizador de oxido de titanio, que permite la desinfección residual de la corriente de aire. Otro filtro muy sonado son los filtros HEPA, que son capaces de retener hasta el 99,9% de las partículas contaminadas.
En todo caso, se deberá evitar la recirculación del aire entre estancias, típica en los sistemas de aire acondicionado. Por eso, una ventilación continua, es una opción muy efectiva para garantizar una muy buena calidad del aire interior, filtrando las partículas agresivas con los filtros mencionados anteriormente.
De esta manera, garantizamos que estamos disfrutando en todo momento de esta alta calidad del aire interior.
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