En plena cultura de la información, aprender ya no es lo que era. Con todos los conocimientos al alcance de un ‘clic’, lo importante deja de ser la memorización para pasar a ser el uso de las herramientas y la interconexión entre diferentes conceptos. Así, los nuevos colegios del futuro poco tienen que ver con las que muchos vivimos en nuestra infancia. Lejos están las clases con filas de mesas donde se impartía una monótona clase magistral. Los centros educativos están dotados ahora con sitios para interactuar, moverse y expresarse e incluyen dispositivos espaciales para que los estudiantes se encuentren, se organicen entre ellos o disfruten de un ocio enriquecedor para la formación de su personalidad.
Diseñemos los colegios del futuro
Cuando comenzaba la era digital, conocimos las llamadas salas de informática, ahora años más tarde esas salas no tienen sentido pues la tecnología es personal, móvil e integral. El cableado interior y exterior por toda la escuela ha pasado a ser esencial. Las pantallas, proyectores y sistemas de sonido se están deslocalizando de las aulas a pasillos, escaleras, cafeterías y espacios comunes, para que los estudiantes puedan acceder a ellos desde cualquier parte del campus.
El maestro ya no es la fuente de información sino un recurso de guía y colaboración, cambiando la relación profesor-alumno para siempre.
Citando el artículo de Alexandra Lange critica de arquitectura Curbed. Kerri Ranney, vicepresidenta del departamento de educación de Huckabee dijo:
«Necesitamos ser capaces de aceptar y preparar a los estudiantes para los tipos de entornos de trabajo y empresas para las que van a trabajar cuando salgan de la escuela».
El camino hacia una sociedad individualista y llena de estímulos es evidente y los estudiantes tienen que ser capaces de responder y vivir en el mundo que les rodea, siendo capaces de proponer un ‘modo de vida bueno’, una función que la escuela de la globalización ya ha abandonado.
Los nuevos espacios educativos han estado centrados en solucionar problemas, en lugar de proponer soluciones, y han conseguido ciertos avances. Los diseños abiertos y la transparencia de las aulas según estudios recientes del Centro Nacional de Estadísticas de Educación en Estados Unidos han reducido los casos de Bullying, encuentros que normalmente suceden en escaleras y pasillos en lugar de patios de recreo o cafeterías, ya que la exposición al público es menor que en espacios abiertos. Por ello la transparencia, y las líneas de visión claras, reducen este tipo de situaciones de una manera considerable. El concepto de escuela abierta ha fomentado la colaboración y el trabajo en equipo, creando una mayor sensación de comunidad educativa, que se había perdido tras las escuelas herméticas y cerradas de los 90.
Fanning Howey construyó la Escuela Internacional Británica de Houston en Katy, Texas, usando este concepto al extremo. Todo el edificio está envuelto alrededor de un área común llamada el Ágora, que en griego significa «lugar de reunión«, que se basa en los patios públicos en el corazón de la vida en la antigua Grecia.
«Sabemos que la educación y los planes de estudios van a cambiar. Entonces, ¿cuál es la mejor manera de proporcionar una instalación que pueda cambiar a lo largo de su vida?», Dice Chuck Tyler, arquitecto principal de Fanning Howey.
En una escuela siempre existen dos escalas de diseño: la habitación y el asiento. En esta tendencia en el diseño busca opciones, muebles que dotan al espacio con la capacidad de modificar sus posturas según lo permitan las lecciones. Algo que ya es insuficiente. Si el diseño de la escuela de una sola habitación era una máquina para un cierto tipo de educación unidireccional, las aulas más progresistas de hoy reflejan una filosofía muy diferente. El aprendizaje basado en proyectos o indagaciones se ha convertido en un modelo de educación del siglo 21. Espacios de aprendizaje al aire libre diseñados para extender el plan de estudios y permitir observar o interactuar directamente con la naturaleza.
Rosan Bosch, diseñadora holandesa con sede en Copenhague, es conocida por el Vittra School Telefonplan, que abrió sus puertas en 2011 y por ser la consultora del Ministerio de Educación en Argentina. El Vittra School tras su apertura tuvo titulares como estos:
«¿Es la escuela libre de aulas de Suecia el futuro del aprendizaje?«, decía un titular. «Suecia estrena la primera escuela sin aulas«, decía otro.
Bosch crea imágenes, cada uno con un nombre inspirado en las ideas de David Thornburg. En Telefonplan, «el alarde« es una montaña azul escalonada, un espacio donde profesores y alumnos pueden explicar su trabajo a sus compañeros, y todos pueden reunirse. «La cueva« es su opuesto: un rincón rojo y alfombrado debajo de la montaña para tener una conversación privada. Los nichos de concentración, también codificados en rojo, proporcionan un espacio de trabajo privado, mientras que un niño que busca interacción puede dirigirse al «abrevadero«, ubicado al lado de más bancos para dos, o a la aldea de mesas para el trabajo en grupos pequeños.
La Arquitectura como herramienta educativa
Los dos últimos imanes son «la fogata» y «el laboratorio». El segundo se explica por sí mismo, una zona de mesas listas para experimentos prácticos tanto ciencia como de cocina y el primero representa el espacio más denso, una discusión en forma de seminario para fomentar el dialogo.
La autonomía física también se relaciona con la autonomía educativa: los estudiantes en una clase no están aprendiendo todos juntos todo el tiempo. En cambio, están trabajando en tareas individuales, así como en proyectos a más largo plazo, en varios grupos más pequeños, a su propio ritmo.
La escuela está aplastando el deseo natural de los niños de aprender.
Bosch ahora está colaborando con Studio Gang Architects en el diseño de la Academia para la Ciudadanía Global (AGC), una escuela pública en Chicago. Fue fundada por Sarah Elizabeth Ippel, quien acaba de obtener la aprobación.
Los estudiantes se moverán de un espacio a otro según lo dicte su plan de estudios y seguirán lo que llaman wonder path, una versión actualizada de las calles de Herman Hertzberger, en su influyente Delft Montessori School (1960-66).
«En lugar de romper los espacios con pasillos y paredes, y pedir a los profesores que permanezcan en un espacio concreto, los maestros circularan por todo el espacio de aprendizaje durante todo el día dependiendo de la actividad y las necesidades de los estudiantes».
Los estudiantes se agruparán en «vecindarios«, por grupos de diferentes edades, como una ciudad en microcosmos, equipada con los mismos tipos de muebles diferenciados que en las escuelas Vittra de Bosch. Cada uno de los vecindarios con mesas de trabajo para grupos pequeños; un área de la granja a la mesa, que incluso los más pequeños pueden utilizar; pequeños rincones para una o dos personas; y una montaña con asientos escalonados para reuniones más grandes.
Este nuevo sistema educativo viene de la mano de una nueva plataforma de aprendizaje personalizada, llamada AltSchool, una startup creada en 2019 por el extrabajador de Google, Max Ventilla y financiada por personalidades de la talla de Mark Zuckerberg o Peter Thiel. Un sistema basado en tablets que evalúan de manera invisible y constante el aprendizaje de los alumnos, rastreando su rendimiento y cuyos maestros tendrían acceso completo a esta información en todo momento, un procedimiento mas parecido a como funcionan los laboratorios con el muestreo de animales vivos. Este sistema de aprendizaje híbrido permite desarrollar planes personalizados por objetivos y crear objetivos similares con procesos de enseñanza diferentes.
«Creo que el aprendizaje efectivo puede tener lugar en cualquier lugar», dice Devin Vodicka, director de impacto de AltSchool.
«El aprendizaje debe trascender el aula. Las microescuelas son útiles para informar sobre la estrategia, pero ahora estamos enfocados en usar la plataforma, que hace que la mejor educación sea la más accesible«.
Con la inteligencia obtenida de los datos de los estudiantes, y el apoyo suficiente para aprender a usarlos, la pregunta que AltSchool ahora explora es cómo, y si, el software puede hacer mejores profesores. La prueba real será a escala, cuando se pueda rastrear el rendimiento en una amplia variedad de escuelas, públicas y privadas, grandes y pequeñas, en lugar de solo entornos boutique.
El currículo y su contenedor deben ser siempre complementarios. Para enseñar, lo físico y lo intelectual deben estar sincronizados, construyendo sobre la base de las necesidades simples identificadas para la sociedad del futuro.
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