La Universidad a lo largo de la historia ha evolucionado tanto en sus procesos como en su forma, pero siempre estos cambios han ido de la mano de ciertos elementos catalizadores.
En palabras de Mies Van der Rohe “La Arquitectura es la voluntad de una época traducida al espacio”.
La forma construida de la Arquitectura orientada a la Educación Superior es el reflejo de las visiones que las culturas del momento han tenido sobre la misión de esta, en cada etapa de la historia, por cada gran mutación en el modelo universitario, le ha acompañado una transformación de su Arquitectura.
La evolución de los “Espacios del Saber” ha jugado un papel decisivo en todo lo que afecta a la relación entre recinto universitario y ciudad, como reflejo del vínculo paralelo entre Universidad y Sociedad. El germen de la Universidad está en las instituciones monacales. Los monasterios se definieron como ciudadelas ideales, su arquitectura demostraba una vocación de aislamiento.
Esto influyo modelos universitarios, como la morfología claustral que distinguió a las Instituciones de Educación Superior Latinas, o el formato del quadrangle, erigido como núcleo central de Universidades como Oxford y Cambridge. La esencia del college cruzó el océano, surgiendo así el campus norteamericano, un prototipo espacial asimismo fiel a la Utopía de la insularidad, pero resuelto en clave opuesta:
En lugar de una pieza compacta que protegía un vacío interno (quadrangle), el campus apostaba por la cristalización de una ciudad ideal, alejada del contexto urbano, en palabras de Pablo Calvo-Sotelo
Tras un nuevo cambio social en el siglo XIX, aparece del modelo francés de Universidad. Desde su entrada en escena, la filosofía napoleónica impuso unas nuevas pautas organizativas tomando forma como una Universidad imperial dependiente, centralizada y burocrática, formando a los distintos profesionales y funcionarios de la sociedad, y comienza a estar supeditada al Estado. La Universidad se identifica con la ciudad y despliega a través de un conjunto de pabellones, consecuencia de la fragmentación en especialidades y departamentos.
Con el comienzo del nuevo milenio en los 2000s, conocido como el milenio del Imperialismo Americano y su cultura de la empresa moderna, se empezaron a crear laboratorios, espacios de colaboración universitaria entre alumnos. El modelo individualista había terminado para abrir paso a un modelo basado en la colaboración entre estudiantes y las sinergias con el mundo corporativo. Añadiendo nuevos espacios y usos a los existentes, como ampliando pasillos para añadir espacios de colaboración más informal, espacios exteriores multifuncionales, etc.
La influencia norteamericana aplicó la fórmula “college + sport”, esto es, la atención al estudio y a la formación física.
Tras la masificación universitaria el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) empieza a crear un modelo basado en grupos reducidos, acorde con el nuevo concepto del aprendizaje centrado en el alumno. Y gracias a los avances tecnológicos, surgiría una “Ciudad virtual del Saber”.El campus virtual, expresión usada por primera vez en una publicación del Massachusetts Institute of Technology (M.I.T.) de Boston.
Sin embargo, en la actualidad, la sociedad hipermoderna, este modelo está volviendo a evolucionar tras el COVID-19 y todos los movimientos sociales de los últimos años. La sociedad actual, quizá una de las generaciones más politizadas de las últimas décadas, aparece de nuevo como un elemento catalizador del espacio universitario.
El Saber ha pasado a un segundo plano, ya que el conocimiento ha sido democratizado y por tanto es accesible a todos en cualquier momento a través de internet y de los dispositivos portátiles, por lo tanto, lo importante pasa a ser la interconexión de los estos conocimientos y la estructuración de pensamientos e ideas.
El planificador de campus Richard Dober afirmaba a este respecto que “Internet transmite datos, no valores”.
Las palabras del arquitecto norteamericano ponen el dedo sobre la nueva misión de la Universidad. La comunicación virtual es siempre unidireccional, y por tanto opuesta a la idea de que el aprendizaje en comunidad, de modo colectivo, genera siempre un conocimiento mayor que si se realiza mediante la suma de aprendizajes individuales.
Los espacios universitarios deben empezar a incorporar entonces a la comunidad y la sociedad actual. La apertura de la universidad a la ciudad empieza a ser esencial en contraposición al modelo de campus cerrado y aislado actual.
¿Entonces cómo se traducen estos espacios a la arquitectura o el urbanismo? ¿Si las universidades están localizadas en campus universitarios como podemos introducir a las comunidades y hacer que formen parte de las urbes?
En palabras de Aldo Rossi: Arquitectura, en sentido positivo, para mí, es una creación inseparable de la vida y de la sociedad en la cual se manifiesta: en gran parte es un hecho colectivo.
La estadounidense Susan Painter, afirma que todo campus posee tres tipos de lugares interrelacionados: sociales, privados y de aprendizaje.
Ser humano y espacio, como catalizadores de un cambio necesario. La Arquitectura tiene capacidades expresivas, psicológicas y plásticas que trascienden su función como contenedor. Ello contribuirá a perfilar un futuro donde Educación, psicología y Arquitectura, compartan su carácter humanístico en un espacio común.
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