Os dejamos hoy la clásica imagen del escritorio de nuestro ordenador con las infinitas revisiones del proyecto de arquitectura justo antes de terminarlo.
Creo que es algo que nos ha pasado a todos, que surge con las prisas finales de las entregas y que luego lo guardas todo «a lo bruto» y pobre de ti cuando lo revises dentro de dos años…
¿Cuál es la última versión?
Si el proyecto en proceso es el de nuestra propia vivienda, harán falta otras 24 carpetas sin que logremos saber cual es la definitiva. Lo digo por la experiencia que me dejó mi proyecto además de las huellas que, una vez hecho realidad con mis propias manos, dejaran el palustre, la pala, el nivel, la plomada, el serrucho y el martillo.
No se yo si me atrevería a diseñar mi propia casa.