Del 18 al 21 de septiembre del 2015 viajamos, invitados por los organizadores de los premios de hotelería y turismo de lujo Seven Star Awards, a Bali. Fue un viaje largo (26 horas!) pero valió la pena. Aparte de nuestro principal cometido, establecer contactos con potenciales clientes, y que la gente quedó impresionada con nuestro contenido y plataforma, fue una experiencia muy enriquecedora culturalmente. Mientras en Europa, los países, preocupados por la estagnación económica, tasas de desempleo altas y recortes de gastos, no ven grandes nuevos desarrollos hoteleros, salvo contadas excepciones, en Bali, Indonesia, la economía crece y eso se nota en los nuevos planes hoteleros e inmobiliarios.
La Arquitectura balinesa
Como un ignorante, pensaba que se trataba de un pueblito idílico, con menos de medio millón de habitantes y poca infraestructura. Nada más lejos de la realidad. Es una urbe de más de 4 millones de habitantes con aeropuerto internacional moderno y que ha crecido al compás del turismo, sobre todo extranjero. Es muy común ver a australianos, chinos y japoneses, en menor medida se pierden europeos, también españoles. De hecho, después de asistir a los premios el sábado y mostrando nuestro contenido y plataforma todo el fin de semana, el lunes nos escapamos unas 3 horas buscando la playa por primera vez, cuando coincidimos con una madrileña en la calle.
Una peculiaridad religiosa y cultural, en parte, es responsable del tipo de arquitectura siendo diseñada en Bali. Aunque la inmensa mayoría de Indonesia (un país con aproximadamente 250 millones habitantes) es musulmana, en Bali un 90% de la población es hindú-budista. Un claro ejemplo de dicha diferencia son la cantidad de templos que se encuentran en nichos en las oficinas, igual que como edificios impresionantes en las calles. Además, en los hoteles de la zona no encontramos muchos ejemplos de influencia islámica, como pueden ser ciertos tipos de mosaicos, arabescos o zonas de rezo.
Impresiones callejeras de Bali
Si bien se destinan grandes inversiones a abrir nuevos establecimientos hoteleros de 5 estrellas con un lujo no visto en Europa, la infraestructura no aguanta el ritmo frenético de crecimiento. Dentro de unos meses el segundo Hotel Intercontinental de 5 estrellas abrirá en la isla, y no será el único nuevo hotel de la categoría. Ya existen al menos 378 hoteles de dicha categoría en Bali, según una de las principales webs de reserva de hoteles (a efectos comparativos, Madrid, Barcelona, Paris y Londres ofrecen 23, 30, 72 y 176 respectivamente)! Al contrario de lo que ocurre en Europa, donde proliferan cada vez más establecimientos “low cost” y con una arquitectura minimalista pero no necesariamente muy estética, en Bali, cada establecimiento ofrece su propio encanto arquitectónico. Hoy en día frecuentemente se escucha de estilos minimalistas, sobre todo en la isla pitiusa. Una arquitectura propia, combinando elementos frescos, naturales y sobre todo autóctonos, está impregnando la isla con un estilo, internacionalmente ya conocido como “balines”. Destacan las grandes entradas, lobbies espaciosos, que se unen muchas veces con otras partes (restaurante, piscina…) del establecimiento. Eso permite que haya circulación de aire y aromas florales tropicales, y evita las sensaciones claustrofóbicas que a veces producen los sitios cerrados. Claro, el tiempo también ayuda con temperaturas entre los 25 y 30 pocos grados y una vegetación tropical que añade naturalidad a la decoración interior. Aunque el tiempo requiere la climatización en las habitaciones, en las zonas comunes no suele ser necesario por las brisas de aire fresco o sombras producidas por los edificios, permitiendo un ahorro energético importante. Los 2 hoteles ya abiertos que visitamos durante nuestra estancia, The Trans Resort Bali, lugar de celebración del evento, y The Legian Bali, ofrecían un lujo minimalista con muchos elementos naturales locales.
Entrada a la zona de piscina (exterior)
Piscina con playa de arena blanca australiana
Por ejemplo, era muy frecuente encontrar esculturas de madera o piedra, talladas a mano. En el caso del Trans Resort se había importado mármol italiano para cubrir el suelo y varias toneladas de arena blanca de playas australianos, creando una piscina, donde una mitad disponía de una playa artificial con tumbonas. The Legian se situaba, por contra, directamente en la playa, con palmeras cubriendo una parte del jardín sin bloquear la vista de las olas. Por la noche, la zona exterior fue iluminada con antorchas.
Pero no todos los establecimientos hoteleros intentan destacar con su arquitectura y diseño interior. Un nuevo hotel boutique, que abrirá sus puertas en unos meses y albergará un restaurante de cocina de autor, nada que envidiar a los establecimientos de chefs Michelin, ha innovado en varios aspectos. Ofrecen agua potable en los grifos, algo que curiosamente a pesar de todos los lujos existentes, no está disponible en los hoteles locales de 5 estrellas actualmente, y un novedoso sistema de aire acondicionado. Por un lado, los equipos exteriores, producen aire refrescante, mientras el aire caliente, como producto secundario, se usa para calentar el agua, es decir, con solo 450 vatios consiguen calentar 300 litros de agua y encima enfrían el aire. Las aguas residuales pasan por un tanque bioséptico, donde se purifican hasta un nivel permitiendo su uso como agua de riego en el jardín. En todo el hotel han instalado luces LEDs, lo cual significa un ahorro del 70% aproximadamente (siendo una isla con electricidad intermitente, dependen mucho de generadores de diesel, con el correspondiente coste). La fachada del hotel se ha cubierto con bambú, un material autóctono abundante y 100% ecológico, aislando el edificio de los rayos solares permitiendo a su vez la libre circulación de aire. Además, ubican plantas tropicales en los ventanales con el fin de reducir aún más el impacto del sol y calor. Parece que este nuevo establecimiento quiere ser un referente en el campo de la sostenibilidad, pero las razones económicas también son clave.
En los países industrializados, ciertos servicios, que se considerarían “lujo” en Bali, son básicos y el diseño de muchos nuevos formatos hoteleros recientes sigue líneas funcionales y “no frills”. En cambio, cuando se trata de arquitectura fresca en simbiosis con la naturaleza, Bali se convierte en una oasis, donde la creatividad arquitectónica no tiene límites, salvo presupuestarias.
Acerca del autor: Martín Supancic
Licenciado en ADE (Universidad de Viena, Austria), soy co-fundador de vr-immersive.com. Antes de decidir por lanzarme a fundar la start-up VR-Immersive.com, trabajé más de 10 años en el mundo financiero y las energías renovables. Me apasiona la tecnología en general, el diseño, desarrollo sostenible, energías alternativas, y la gastronomía orgánica creativa. En mis ratos libres me encanta practicar deportes y viajar por el mundo descubriendo nuevas culturas. Consulta mi perfil profesional en LinkedIn para más información sobre mi. Si te interesa charlar sobre algún tema en particular mándame un mensaje a Facebook o LinkedIn!
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