El proyecto de viviendas colectivas para jóvenes fue presentado a nuestro Concurso de proyectos bajo el lema Célula y fue galardonado con el segundo premio de los lectores de COSAS de ARQUITECTOS.
- Nombre del proyecto: Célula
- Año: 2014
- Ciudad-País: Sevilla-España
- Autora: Alba María Moreno Tomé
- Tipología: Viviendas colectivas para jóvenes
- Superficie: Torneo, margen del río Guadalquivir, Sevilla
El proyecto, célula, surge a través de la necesidad por la zona de Torneo, en Sevilla, de una serie de viviendas para jóvenes y la ordenación del terreno de su alrededor, fomentando la vida en la orilla del río y creando puntos intensos de atracción.
La intervención parte desde un enfoque de reciclaje y posibilidades: se alerta de puntos y zonas conflictivas en el río de Sevilla, actualmente rechazadas, que necesitan ser recuperadas. Hablamos de un proyecto con una gran capacidad de reciclaje y reutilización, enfocándose además en la gestión de energía.
Consideramos el proyecto basado en células mínimas de vivienda siguiendo los pasos de Juan Luis Trillo de Leyva en sus escritos sobre viviendas experimentales: se trata de organizar el espacio de la mejor manera posible, quedando satisfechas las necesidades básicas del hombre: estar, comer-cocinar, asearse, dormir.
Las viviendas, ubicadas en la margen izquierda del río Guadalquivir, se originan a través de la idea de proyecto de la célula mínima habitable: dos bandas de servicio que generan un núcleo central alrededor del cual se forman los distintos tipos de viviendas.
Son estos núcleos centrales los que se van organizando, partiendo desde lo particular a lo general del conjunto, dando lugar a unas zonas comunes, puntos híbridos, con una banda que se convierte en una barrera acústica hacia la vivienda y que formalizan los recorridos.
Y es que, siguiendo la línea de Federico Soriano y su pensamiento sobre el espacio público y el espacio privado, descubrimos que existen otros espacios que no son públicos ni privados, sino ambas cosas a la vez, espacios colectivos: los llamados puntos híbridos.
De esta forma, a raíz de las células de vivienda, de los puntos híbridos, de los espacios públicos que lo rodean, y del vacío, el vacío que como en las obras de Eduardo Chillida crea formas, obtenemos unas viviendas con un sistema complejo: una suma de piezas sencillas, en horizontal y vertical que generan un conjunto que se va complejizando.
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