Boceto del perfil de Alfred Eric Leslie Satie (Erik Satie). Tesis doctoral de Enric Miralles
Se dice que una cosa lleva a otra… después de descubrir la magia oculta en las páginas de Miralles, quiero saber más.
¿Quién era Erik Satie?
Me avergüenza decir que no me suena. Da nombre a los tres volúmenes de la tesis doctoral y aparece representado en varias ocasiones a modo de boceto en los márgenes del papel.
Consulto internet. Como dice un buen amigo, con este invento ya no hay sitio para dudas sin resolver. Erik Satie nace en mayo de 1866 en Honfleur y fallece en junio de 1925 en Arcueil, ambas cuidades francesas. Estudió solamente un año en el conservatorio de París. En 1888 comenzó a trabajar en el cabaret Chat Noir (Gato Negro) en Montmartre, París. Entre 1905 y 1908 vuelve a estudiar, esta vez en la Schola Cantorum.
Obtenidos estos datos mínimos de su biografía para conocer el cuándo y el dónde he aquí un párrafo que ilumina toda su biografía:
A Satie se le considera como un compositor sin parangones ni influencias. Un género en sí mismo. La obra de Satie, en su mayoría para piano, está llena de piezas cuyos títulos despertaron tempranamente el interés y la admiración de sus oyentes, tanto por su originalidad como por la excentricidad de éstos. Este hecho generaría la fama de “extravagante” y “humorista” que el compositor, al parecer, deseaba provocar.
Con esta descripción comienzo a intuir el alcance de la influencia de este personaje sobre Miralles. El título original de la obra para violín y piano de Satie es una Suite en tres movimientos “Choses vues à droite et à gauche (sans lunettes)« ( I Choral hypocrite, II Fugue á tatons y III Fantasie musculaire ) traducido como: Cosas vistas de derecha a izquierda, sin gafas. «Enric invierte el orden: de izquierda a derecha, evitando la escritura especular utilizada por el mismo Satie o Leonardo Da Vinci, iniciando una lucha interna que le llevará hacia una escritura bustrófedon«.
No necesito leer más, me tomo la licencia de meterme donde no me llaman, la libertad de ponerme en la piel de otra persona en otra época. Con cascos en los oídos dejo que la música entre en mí, “música que debería ocupar el espacio tal y como lo hacen los muebles».
Transcurridos exactamente 4 minutos y 9 segundos, comprendo que todo puede relacionarse con arquitectura. El éxito de un arquitecto es directamente proporcional a su interés por otras cosas que NO son arquitectura. Ver para mirar, oír para escuchar… El saber no ocupa lugar pero es condición sine qua non para el que quiere dedicarse a crear lugares. Para cada proyecto recomendaría otorgar importancia a aquello que en apariencia no la tiene, interesarse por lo que a nadie interesa, aprovechar para re-pensar lo que los demás dan por aprendido y, fundamental, actuar siempre en CLAVE DE HUMOR.
Erik Satie nos hizo el favor de no tomarse las cosas muy en serio. En un momento en que todo francés buscaba imitar a Wagner, para ser como él, para superarlo, para conjurarlo, Satie se desentendió del asunto. Practicaba una forma de ser marginal y extravagante que hoy haría las delicias de los periodistas de rock.
No me cabe la menor duda, cada uno de nosotros deberíamos buscar a nuestro Erik Satie.
Fuentes consultadas: https://enricmiralles.wikispaces.com/Biograf%C3%ADa http://sereneltexto.blogspot.com.es/search?q=erik+satie http://panamarevista.wordpress.com/2014/03/27/pop-frances-del-siglo-xix/
Deja una respuesta