La arquitectura tiene el deber de mediar entre las necesidades del momento y las del futuro; entre las necesidades más inmediatas y el deseo de crear algo que perdure en el tiempo. Ambos propósitos cobran una mayor importancia cuando hablamos de urbanismo, ya que las ciudades son los espacios donde nos relacionamos y hasta el momento son el modelo de civilización contemporáneo.
Crisis como la que estamos viviendo con el COVID19 requieren un pensamiento ágil e innovador. En un momento en el que nadie va a ninguna parte
¿Cómo podemos esperar que la ciudad se reinvente?
Durante los siglos XIX y XX, las diferentes pandemias y catástrofes de salud publica transformaron las ciudades, siendo el ingenio el principal motor de una época que revoluciono el urbanismo y el diseño de varios elementos tal y como los conocemos ahora. Enfermedades como el cólera, provocaron grandes cambios en las viviendas ya que la necesidad en aquel momento era el suministro de aire y agua limpios donde solo había suciedad, hedor y pestilencia, un gran cambio para las ciudades de la época.
El París que Georges-Eugène Haussmann concibió era una ciudad de amplios bulevares, parques y fuentes, en respuesta, no solo a los deseos de Napoleón II sino también a un peligroso brote de cólera que había trasladado al gobierno francés a demoler edificios medievales, donde se pensaba que la enfermedad se propagaba con demasiada facilidad. La imagen del París moderno y que conocemos es una respuesta a algo no tan diferente de lo que estamos viviendo en la actualidad.
«Terrasse panoramique» © Le Printemps Haussmann, Paris by Guilhem Vellut
Las ciudades después del COVID19
Frederick Law Olmsted, conocido por ser el diseñador de parques urbanos por excelencia, ya que diseño Central Park en Nueva York, fue uno de los precursores del movimiento de parques urbanos, afirmando que el espacio verde era el aparato respiratorio que toda ciudad necesitaba para la una buena salud colectiva.
Cuando apareció la arquitectura modernista las propiedades curativas de la luz y el aire en los espacios cerrados, tras la aparición de la tuberculosis, tuvieron una gran importancia, creando en las viviendas terrazas, balcones y enormes ventanas.
«Central Park» © Hector Argüello Canals/Unsplash
El desastre brinda la oportunidad de reinvención, pero ¿con qué entusiasmo lo aceptaremos?
Es demasiado pronto para decir cómo los arquitectos replantearán aspectos más permanentes de los proyectos en curso. Pero algunas de esas propuestas ya las podemos encontrar de forma natural en muchas ciudades, a pesar de que estas aún se corresponden con soluciones modestas y tácticas para la prevención del contagio.
¿Qué prevén los arquitectos y los urbanistas mientras las personas se reúnen con cautela?
Las soluciones pasaran por la creación de nuevos espacios, más dinámicos que permitan los llamados contagios controlados. Comunidades menos abiertas y círculos más íntimos de personas.
Durante un tiempo el urbanismo estaba evolucionando hacia la aglomeración, a crear calles más grandes donde cupiese más gente, creando a su vez barrios dormitorio donde no habría vida en la calle, puesto a que todo el uso estaba concentrado en un mismo lugar. Edificios multiusos donde poder congregar más personas y centros comerciales de mayor tamaño. Sin embargo, esta tendencia ya ha comenzado a cambiar, la ciudad ya está expandiéndose y redistribuyendo sus usos. Las calles para varios usos, con varios puntos de encuentro, y paisajes urbanos dinámicos que promueven el bienestar, serán lo más conveniente de aquí en adelante, y esto significa una descentrificación de los usos en las ciudades modernas.
El Covid19 esta forzando a todos a ser conscientes de como el diseño del entorno construido dicta como experimentamos el mundo y como nos relacionamos entre nosotros ya que los espacios arquitectónicos están directamente implicados en la propagación del virus.
«Rendering» © Gensler
Muy interesante. Si el COVID cambia nuestra manera de interactuar, las ciudades y los edificios tendrán que evolucionar con nosotros.
Enhorabuena