Fotografía tomada de la compañía Títeres de la Tía Elena
Barcelona, diciembre de 2013, empiezo a colaborar con el estudio de arquitectura Varis Arquitectes, constituido por Dani Freixes, Eulàlia González y Vicenç Bou. Su profesionalidad y dedicación son admirables pero, por encima de todo, destacaría su actitud desenfadada frente a la complicada tarea de ‘fabricar’ arquitectura. Los proyectos que aquí se desarrollan se materializan como retos a la razón, sofisticados trucos de magia que producen un efecto de sorpresa e intriga, agudizando el ingenio de quien lo experimenta, transformando al espectador en un niño emocionado.
Me atrevería a decir que este proceso tiene algo de estética relacional, término concebido en los 90s por el teórico y crítico Nicolas Bourriaud: «una forma de arte donde la intersubjetividad forma el sustrato y que toma por tema central el estar-juntos, el ‘encuentro’ entre espectador y obra, la elaboración colectiva del sentido. […] El arte es un estado de encuentro».
Son muchos los ejemplos prácticos de los que podría echar mano para explicar cómo funcionan estas máquinas de relación pero voy a escoger la pieza Museo del Títere de Tolosa y voy a utilizar las palabras del propio Dani Freixes:
[…] Un lugar donde se cuidasen y guardasen las marionetas de todo el Mundo: su casa. Con el misterio de un desván, las sorpresas de un baúl, algo de teatro y la fragancia del juego. Donde los niños no se asustasen con la seriedad del lugar, y los mayores se atreviesen a sacar su propia infancia.
Todo esto hecho, con paredes negras, luces temporizadas, espejos que completan espacios, provocan apariciones y desapariciones y a veces desvirtúan los límites reales. Cortinas rojas que nos acompañan en el recorrido y que se abren mágicamente y nos evocan el Mundo del Espectáculo, y del Teatro. Cajas de embalaje que hacen de peana, de mesa, de vitrina, de pantalla o de teatrillo. Una suma de almacén, desván, cámara acorazada, taller, laboratorio y gran archivo. Todo para generar recuerdos, provocar la imaginación, alentar el juego y poder engrasar un imaginario para compartir».
© Varis Arquitectes. Fotografía de Mihail Moldoveanu
© Varis Arquitectes. Fotografía de Mihail Moldoveanu
© Varis Arquitectes. Fotografía de Mihail Moldoveanu
Después de esta descripción textual y gráfica, poco más que añadir. Me gustaría, sin embargo, compartir un descubrimiento que tiene un vínculo temático con este artículo. Durante la entrevista al arquitecto y graphic designer Federico Babina, salió el título La double vie de Véronique, de Krzysztof Kieślowski, como una de las películas que le marcó un antes y un después.
La curiosidad por saber más me llevó a ver un fragmento de dicho largometraje, muestra irrefutable de cómo un experto titiritero, aquel que cuida todos y cada uno de los detalles que forman parte de la representación: el color, la luz, la música, los movimientos… consigue una obra de extrema delicadeza, de esa que altera los sentidos.
No es de extrañar, pues, que las obras que se ‘fabrican’ en Varis Arquitectes tengan cualidades estéticas similares, puesto que sus capacidades de control tienen mucho que ver con la otra profesión de Dani: titiritero.
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