Tullio Crali 1935, Misión aérea
Segunda Revolución Industrial, energía, fuerza, movimiento, agresividad. Italia 1909, nace el Futurismo. Veinte años después, ya en el secondo futurismo, se publica el Manifesto della Aeropittura al que inmediatamente Tullio Crali se adhiere. Una vuelta de tuerca inspirada directamente de la experiencia de volar. Un inusitado punto de vista alejado de las perspectivas terrenales.
Nacido en Montenegro en 1910, la familia de Tullio Crali pronto cruzó el Adriático para vivir en Italia. Desde niño le fascinaban los aviones. Estudió arquitectura mientras pintaba de forma autodidacta. Influenciado por Enrico Prampolini se interesó por el futurismo uniéndose al grupo de Triestre en 1929, año en que se publicó el Manifiesto de la Aeropintura. En 1931 conoció a Marinetti con el que mantuvo una duradera amistad. Al año siguiente expuso sus primeras aeropinturas en París y Bruselas.
Tullio Crali, sobrevolando la ciudad
Con 24 años aprendió a pilotar. No se conformaba con representar aviones lejanos desde el suelo. Ya podía plasmar sus sensaciones desde la cabina. Picados sobre la ciudad, cazas en formación, focos antiaéreos, el efecto de las bombas al caer, el territorio retorciéndose al girar.
Se impregna su pintura de la exaltación belicista tan propia del fascismo del momento. Glorificar la guerra, enaltecer el heroismo. La misma propaganda a la que nos acostumbró el cine estadounidense durante la 2ª Guerra Mundial pero desde el otro bando.
1936 – Batalla sobre el aeropuerto (metralleta en acción)
1942 – Bombardeo de una fábrica
Tras la muerte de Marinetti en 1944 el futurismo languideció. Sin embargo, y pese a que poco a poco iba abandonando la geometrización del paisaje, Crali se empeñó en mantener el espíritu llegando a publicar en 1969 el manifiesto Orbital Art, llamamiento en favor de continuar produciendo aeropinturas.
Falleció en Génova en el año 2000.
Vía un tweet de @higinih vía @LordCirencester
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