¿Trabajar en arquitectura y tener tiempo libre?
Quien es profesional de la arquitectura sabe la cantidad de horas que dedicamos al trabajo. Nuestra profesión es cada vez más compleja y nuestra pasión nos lleva a emplear más tiempo del que deberíamos a nuestra actividad profesional. Además, ya como estudiantes, se nos entrena para resistir y aguantar auténticas palizas trabajando día y noche entre planos y maquetas, hasta el punto de que aceptamos ese ritmo como normal.
Pero debemos recordar que además de arquitectos y arquitectas también somos personas. Gente con intereses fuera del ámbito profesional, con necesidades sociales y de relación y, en muchos casos, con responsabilidades familiares que atender. Todo este grupo de actividades externas al trabajo son las que nos nutren, nos cuidan y nos recargan para poder afrontar de la mejor forma nuestro trabajo cada mañana. Además, está demostrado que cambiar de actividad y distraer nuestros pensamientos favorece la creatividad y la resolución de problemas.
Es por ello que, aunque la herencia recibida por la anterior generación no vaya en esta dirección, es muy recomendable buscar un equilibrio entre nuestros proyectos arquitectónicos y personales.
A continuación quiero presentarte 4 pasos clave para conseguirlo:
Cambia tu mentalidad
Si de verdad quieres tener más tiempo para ti, aquí viene la gran verdad:
Nadie va a regalarte horas libres en tu día. Tener tiempo personal es sólo una cuestión de prioridades.
No habrá día en que hayas acabado todo el trabajo que había que hacer y puedas irte. En cualquier caso, lo que harás es irte dejando trabajo por hacer para el día siguiente, pero con la tranquilidad mental de que es lo que debes hacer, de que es lo mejor para ti.
Obtener tiempo personal es pensar en ti, priorizarte, ser consciente de que gracias a ese tiempo vas a tener más frescura y motivación. Tendrás que convencerte de que eres algo más que profesional, de que hay otras parcelas en tu vida a las que cuidar, y que no sólo te mereces ese tiempo, sino que es absolutamente necesario para mantener tu calidad de vida.
Aprende a trabajar de forma más efectiva
Después del cambio que supone el punto anterior, el segundo paso será acortar tu jornada laboral. Como consecuencia, ahora tendrás que hacer lo mismo en menos tiempo. Para eso necesitas aprender a ser una persona más organizada, eficiente y productiva. Al principio puede que te cueste, cierto, pero los beneficios que vas a obtener a medio y largo plazo, además de tiempo libre, van a ser espectaculares:
- vas a poder dedicar tiempo de calidad a tus proyectos,
- el resultado final se verá beneficiado, con el valor añadido que eso supone,
- vas a tener tu carga de trabajo controlada, con menos estrés y menos sorpresas,
- y vas a cambiar esa frustración que llevas por la satisfacción del trabajo bien hecho.
Establece objetivos
No plantearnos hacia dónde vamos y qué queremos obtener de nuestra actividad (además de un sueldo), es como dejarnos llevar por la marea en alta mar. No sabes dónde acabarás, y puede que no sea donde tú querías.
Marcarse objetivos anuales, trimestrales y hasta semanales nos ayuda a focalizar, a tener un rumbo que seguir. Estos objetivos tendrían que ir de la mano de una estrategia empresarial, donde se establezcan las directrices necesarias para que nuestro negocio prospere (por si no eres consciente de ello, un estudio de arquitectura es, ante todo, un negocio).
Algunos ejemplos podrían ser:
- terminar los proyectos A y B antes de final de mes para poder facturar,
- conseguir 10 clientes nuevos en 2 meses,
- contactar con 3 empresas constructoras para establecer una colaboración,
- etcétera.
Los objetivos nos definen cuales son las tareas clave a atacar y los pasos que debemos llevar a cabo para avanzar en nuestra carrera profesional.
Empieza el día con la tarea importante
Llegas al despacho, te sientas, abres el correo, lees un par de artículos, dos horas después intentas dibujar algo, empiezan las llamadas, recibes una visita inesperada, hay una urgencia en la obra y… adiós, se te fue otro día sin poder trabajar en esa planta que no acabas de resolver. A ver si mañana tienes más suerte.
Si tus días son parecidos a este, está claro que no tienes la sartén por el mango. Otra vez, te encuentras a la deriva, dejando que las interrupciones y demandas exteriores se sobrepongan a tus objetivos. Como resultado, acabas destinando la mayor parte del día a esas tareas secundarias que te aburren y que aplazan las tareas importantes a media tarde, cuando el teléfono deja de sonar. Y claro, así cómo vas a poder irte a casa a una hora decente.
Pues bien, déjame ponerte un ejemplo de eficiencia. Seguro que alguna vez te has ido de viaje y has tenido que cargar el coche. Así que lo vas a entender perfectamente.
¿Cómo metes en el maletero todo el equipaje?
Sólo hay dos maneras: una sería ir metiendo primero las bolsas pequeñas. Al principio no cuesta nada. Hay espacio y no hace falta ni orden ni organización. Pero el problema viene cuando metes las maletas grandes ¡A ver cómo las encajas! Es probable que acabes sacándolo todo y empezando otra vez.
La otra manera, y si quieres que todo te quepa bien, es empezando por las maletas más grandes, colocadas de forma estratégica para dejar espacio para lo demás, luego las medianas y finalmente rellenas los huecos con las bolsas, más pequeñas y flexibles, que se adaptan mucho mejor a cualquier rincón.
Pues así es como debería ser tu día: como un maletero vacío donde meter todo el equipaje. Si empiezas por lo pequeño, no vas a llegar con lo grande. Así que hazlo al revés: empieza por lo grande, y ataca lo pequeño después. Con sólo dedicar una horita o dos al empezar el día a las tareas importantes, verás cómo enfocas el resto del día mucho mejor. Y cuando necesites un poco de descanso, ponte con las minitareas. Esas gestiones que seguramente no requieren de tu máxima atención y que son perfectas para ir rellenando los huecos entre tareas mayores.
La productividad en el trabajo y el mundo de la arquitectura no han ido muy de la mano históricamente. La dedicación que exige nuestra actividad y la creencia heredada de que un buen proyecto se consigue a base de horas supone un gran agravio a nuestra vida personal. Por suerte, aplicando ciertas técnicas y estrategias podemos mejorar sensiblemente nuestra calidad de vida así como el resultado de nuestra actividad profesional.
Sobre el autor:
Agus Boada es arquitecto y apasionado de la productividad y eficiencia en el trabajo. Desde Arquiefectivo, ayuda a profesionales de la arquitectura a trabajar de una forma más efectiva para obtener un mejor equilibrio con su vida personal.
Es todo un desafío, pero se puede y tiene su recompensa.