En cada uno de nosotros hay un ADN, un código genético único. Esta molécula, capaz de autoduplicarse y transmitir así su información, es una estructura dinámica y cambiante. Los avances logrados en el estudio de sus formas auguran un tiempo en el que se pueda comprender mejor su arquitectura y topología y la manera en que los microcambios moleculares provocan macrocambios en el funcionamiento genético.
Del mismo modo, en cada obra arquitectónica existen elementos que constituyen cada una de las partes funcionales, estructurales o decorativas y que se asemejan en cierto modo a los genes del ADN, se transmiten generación tras generación creando una historia secuencial. Un elemento de relación entre espacios, como sería la ventana, se hereda pero se va reinterpretando con el paso del tiempo y, como la genética, nunca se combina de la misma manera.
ARCHIWINDOWS de Federico babina
Federico Babina focaliza su atención en este elemento en concreto seguramente por su cualidad poética y utiliza frases para describir la ventana como “son los ojos de la arquitectura”, “las grietas a través de las cuales espiamos la arquitectura” y “puede abrir un mundo de información”. Además, añade «Intenté transformar un detalle en protagonista para enfatizar su capacidad expresiva”. Viendo el resultado del conjunto de la colección de ilustraciones, se comprende como dentro de cada elemento no existe sólo la propia configuración estética de éste, si no que dentro de éste se encuentra resumida la totalidad de la obra. De la subordinación de la parte a un todo, a el todo subordinado a una parte.
Ahora bien, atendiendo al significado estricto de la palabra ventana, admito que tengo adicción a los diccionarios, nos encontramos con cuatro acepciones que pueden ayudar a comprender mejor las características de este elemento:
- Abertura más o menos elevada sobre el suelo, que se deja en una pared para dar luz y ventilación.
- Hoja u hojas de madera y de cristales con que se cierra esa abertura.
- Cada uno de los orificios de la nariz.
- Espacio delimitado en la pantalla de un ordenador, cuyo contenido puede manejarse independientemente del resto de la pantalla.
La primera definición es sin duda la más arquitectónica puesto que introduce el elemento indisociable de ventana y que es lógicamente pared. Es un elemento para dar luz y ventilación, y volviendo a las palabras de Federico ‘a través de la ventana entra la luz y la sombra que crea espacios’.
En el segundo caso, a las partes que cierran el hueco, y por tanto diametralmente opuesto a lo primero, también se les confiere el mismo nombre de ventana.
La tercera es una acepción que tiene que ver con la anatomía humana. Los orificios de la nariz, que sirven para introducir-expulsar el aire en los pulmones, responden a la misma palabra convirtiendo al elemento ventana no sólo en los ‘ojos de la arquitectura’ sino también en su nariz, a veces chata a veces napias, según sea el tamaño de ésta.
Por último, pero no menos importante, esa cuarta definición que nos habla de la pantalla del ordenador y que se asemeja a la idea de Federico de ‘abrir un mundo de información’. Evidentemente, la información que ocurre fuera de las cuatro paredes pero también la que pasa dentro y se ve desde fuera. Esa ventana indiscreta.
La ventana indiscreta (Rear Window) . 1954. Alfred Hitchcock.
Y todo esto, sumando el componente de objeto inspirador, es lo que veo en las ventanas de estas ilustraciones, además del estilo personal y reconocible de cada arquitecto y del propio ilustrador, veo un gen, un ojo, una nariz, una luz, una sombra, un aire, en definitiva, un mundo de posibilidades abierto a todo aquel que se quiera asomar a contemplar qué ocurre ahí fuera o qué ocurre ahí dentro, según desde donde nos pongamos a mirar, desde la arquitectura interior o desde la arquitectura de la ciudad.
Celui qui regarde du dehors à travers une fenêtre ouverte, ne voit jamais autant de choses que celui qui regarde une fenêtre fermée. Il n’est pas d’objet plus profond, plus mystérieux, plus fécond, plus ténébreux, plus éblouissant qu’une fenêtre éclairée d’une chandelle. Ce qu’on peut voir au soleil est toujours moins intéressant que ce qui se passe derrière une vitre. Dans ce trou noir ou lumineux vit la vie, rêve la vie, souffre la vie.
Quien mira desde afuera a través de una ventana abierta nunca ve tantas cosas como el que mira una ventana cerrada. No hay objeto más profundo, más misterioso, más fértil, más tenebroso, más deslumbrante, que una ventana iluminada por una vela. Lo que se puede ver al sol es siempre menos interesante que lo que ocurre detrás de un vidrio. En ese agujero negro o luminoso vive la vida, sueña la vida, sufre la vida.»
Les fenêtres / «Las ventanas», de Charles Baudelaire (Francia, 1821-1867)
Muchacha en la ventana. 1925. Salvador Dalí
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