En Atmósferas, Peter Zumthor elabora un discurso sobre los aspectos que atiende para crear ámbitos interiores conmovedores.
Una de las primeras ideas que menciona Zumthor es que crear atmósferas arquitectónicas tiene un lado artesanal y el contacto con este da lugar a experimentar la magia de lo real.
El hecho de que Zumthor haya destacado como lección la sensación que experimenta en obra, da pie a dos reflexiones. La primera nos pone en contacto con la literatura y la segunda con la psicología positiva.
En primer lugar, haciendo un símil con el mundo literario, podría decirse que tomando esta actitud se asemeja a Cortázar en Rayuela. Zumthor anima a los estudiantes a dar saltos en el tiempo para poder incorporar el aprendizaje de obra a la fase conceptual. Con esta sencilla afirmación, el arquitecto está proponiendo una forma integral de enseñar y asimilar la arquitectura.
Comprobar las cualidades de los materiales -grado de reflexión, olor, comportamiento- da la oportunidad de exponer el cuerpo a la arquitectura y vivir sus bondades, como Juhani Pallasma predica. Esto ayuda al diseñador a desarrollar su intuición, exponiéndole a una gran cantidad de información muy útil a la hora de tomar decisiones. Todo esto, da lugar a un estado de asombro al verse uno envuelto en los materiales.
No cabe duda de que la fase conceptual de un proyecto es esencial y marca la diferencia entre los diseños. Es responsabilidad del diseñador desarrollar la capacidad de articular conceptos en la fase más abstracta del proyecto. El concepto es el equivalente al alma. Los cuerpos como conjuntos de rasgos físicos necesitan de un alma que los haga personales y de este modo relevantes. Aún así, ambos se enriquecen mutuamente.
Dado que no es extraño que durante los años de formación un diseñador esté ajeno a la experiencia de la magia de lo real sin ser consciente de ello, creo muy relevantes las incursiones de arquitectos como Zumthor o Pallasma. La obra, una vez construida, tiene mucho que enseñar y se da un proceso de reedición constante de uno mismo, gracias a los estímulos exteriores.
La segunda idea de la que hacíamos mención anteriormente, sugiere que la posibilidad de asociar un tipo de ilusión a cada fase del proyecto -concept design, proyecto básico, proyecto de ejecución- puede ayudar a mejorar los mecanismos de creatividad del diseñador y pone de manifiesto desde una nueva perspectiva la tan conocida idea de que el aprendizaje de un profesional es continuo.
De nuevo, esta idea hace alusión al cuerpo. En concreto a los pensamientos generados por el diseñador y la actitud que este toma a la hora de afrontar un proyecto. De la misma manera que podemos percibir la visita de obra como el lugar donde tenemos experiencia de la magia de lo real, podemos afrontar la fase de concept design como el momento en que experimentamos la magia de lo irreal, en el que la experiencia es conceptual.
Si en la visita de obra se está dentro del diseño, en la magia de lo irreal el diseño está dentro de nosotros y se ve afectado por nuestros pensamientos y nuestras formas. De esta manera cada diseño tiene la huella de su diseñador.
Así es como literatura y psicología positiva se entremezclan en Atmósferas con la corporalidad para impactar en el diseño de un proyecto. Después de esta lectura, uno comprende que el debate sobre si la arquitectura es una ciencia o un arte ha quedado obsoleto porque se comprende que es un idilio entre los dos.
Sobra la Autora: Cristina Navarro
Diseñadora de interiores en The Doo Company. Además de diseñar, escribe reflexiones y artículos de opinión relacionados con este campo. Puedes ver su perfil de twitter o LinkedIn.
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